Decir que BYD avanza a pasos agigantados en su conquista mundial por el mercado de los vehículos electrificados (o de nuevas energías, como les dicen en China) no es noticia, pero es una realidad; de hecho, recientemente, según el más reciente informe Kantar BrandZ Most Valuable Global Brands 2024, BYD mantuvo su posición en el Top 10 de los principales fabricantes de automóviles por segundo año consecutivo, con un valor de marca superior a los 10.000 millones de dólares.
Adicionalmente, el Fang Cheng Bao 5, uno de los productos del fabricante chino, acaba de aparecer en el libro de los Récord Guniness, al convertirse en el primer modelo híbrido enchufable en escalar una montaña de 5.980 msnm.
En el caso colombiano, la avanzada de BYD también es sólida, pues al cierre del primer semestre del año, el fabricante oriental lideró el cuadro de las marcas de vehículos eléctricos (EV) con mayor número de matrículas: 523 unidades y una participación de mercado del 21,8%, según el más reciente informe de Fenalco-Andi.
BYD tenía tres modelos en el Top 5 de los EV más vendidos en Colombia en el acumulado del primer semestre (Seagull, segundo; Yuan, cuarto y Dolphin, quinto). Acá vale reseñar que, precisamente, desde que llegó el Seagull, en abril pasado, la marca se disparó en ventas (en junio pasado, el subsegmento de EV creció en el país 167%) y por eso tenemos a este vistoso hatchback compacto como invitado en nuestra prueba de manejo.
BYD Seagull, mucho más que una carrocería bonita
Este Seagull o Dolphin Mini, como se le conoce en otros países, llega para sumarse al festival de opciones que cada vez tiene más actores en la parte más baja del segmento de los hatchback compactos eléctricos, en donde se perfilan importantes contendientes, como el Renault Kwid E-Tech y el EV3 de la división eléctrica de JMC EV, que se denomina JMEV.
El modelo a baterías más económico de BYD se precia de tener una de las carrocerías más bonitas de toda la familia Ocean de la marca, al usar trazos atrevidos y modernos, así como un capó corto y descendente, que resulta muy bien perfilado por las geométricas y penetrantes unidades luminosas.
Si bien la percepción de belleza es relativa, el representante de BYD luce más impactante frente a sus rivales de segmento; además, su propuesta estética es más moderna y añade una pizca de deportividad, gracias a las líneas de tensión ascendentes que armonizan el lateral y al alerón que remata el extremo posterior del techo.
Digamos además que este modelo eléctrico se desarrolla sobre la nueva plataforma-e 3.0 de la marca, en donde la batería Blade que lo anima se integra directamente en la carrocería del automóvil a través de una estructura especial en el bastidor, favoreciendo así la rigidez estructural. Esto es realmente un avance que no tienen siquiera otros modelos eléctricos de mayor segmento y perfil.
En cuanto a dimensiones, el Seagull resulta 46 milímetros más largo que el Renault Kwid y 17 mm más que el JMEV EV3; también es el más alto: tiene 1.580 milímetros y supera en 86 mm al EV3 y en 80 mm al Kwid, pero este último lo supera por 55 milímetros en cuanto a lo ancho.
Otro detalle particular del Seagull es que tiene los rines más grandes: de 16”, frente a los de 14” del Kwid E-Tech y los 15” del EV3. Además, mientras el modelo de la marca francesa sólo tiene unidades LED para las luces de circulación diurna, el BYD adopta full LED en toda su óptica, igual que el modelo eléctrico de JMC.
BYD Seagull, minimalismo y apuesta tecnológica
Uno de los aspectos que más favorece al Seagull, precisamente derivado de su plataforma, es que tiene una excelente distancia entre ejes (2.500 mm, para que se hagan una idea, la de su hermano Dolphin es de 2.700 mm), siendo superior en 110 milímetros frente a la del EV3 y en 77 mm con respecto a la del Kwid; por ello, el área destinada para los pasajeros, en particular los traseros, es mucho más generosa que la de sus rivales.
Acá vale resaltar las características de la cabina del compacto eléctrico de BYD. Es un espacio visualmente cálido y de tono futurista, en la medida que impera el minimalismo y la practicidad. Las formas del tablero (así como las del volantee multifunción) son sinuosas, con terminados muy suaves, con clara referencias a las olas.
Estos detalles marinos, como el remate de los parlantes e incluso la forma de las manijas interiores, no sólo resultan vistosos, sino que además favorecen el bienestar a bordo. También se exalta la buena calidad y suave textura de los plásticos, así como los coloridos y claros insertos en eco-cuero; aquí debemos hacer una observación, porque tales áreas tienden a ensuciarse mucho.
La limpieza visual del tablero sólo la interrumpen dos pantallas flotantes; la primera corresponde al cuadro de instrumentos de 7”, totalmente digital y con excelentes animaciones, pero al no tener viseras (como sí tiene las del Kwid) es susceptible a que la luz exterior comprometa su visibilidad. En todo caso, hay mucha cantidad de información disponible para el conductor.
La segunda pantalla es la central, la del sistema multimedia. En este caso tenemos un monitor táctil de 10,1” (el de del Kwid es de 7” y el del EV3 es de 9”). En realidad, es un accesorio que podría corresponder más a vehículo de mayor perfil: es la única de su segmento con giro de 180°, por lo que se puede acomodar en formato horizontal o vertical; así mismo, la mayoría de funciones del auto e incluso del celular se pueden gestionar a través de esta pantalla de control, que tiene comandos de voz, así como conectividad Android Auto y Apple CarPlay, pero sólo a través de cable; el único pero acá es que no resulta tan amigable para vincular los dispositivos.
Nos agrada que no todo se haya centralizado en la pantalla principal, pues se dejó un muy discreto y bien acomodado panel de botones desde los que se pueden controlar la gestión de marchas, los modos de manejo, la climatización y las luces estacionarias, entre otros. Otro detalle particular es la alta consola central, que se aprovecha como apoyabrazos y remata en el cargador inalámbrico para celulares (en la versión GS, que fue la que probamos).
Otros recursos a bordo del Seagull que hacen la diferencia en su segmento son: desbloqueo eléctrico de la compuerta del baúl, control crucero, encendido remoto, sistema de acceso NFS, sensor de luces, ajuste eléctrico de la silla del conductor en seis posiciones (en GS) y entre otros.
Es importante decir que el Seagull se enfoca en la favorecer el bienestar del pasajero, por lo que resulta ser el modelo que destina menos capacidad de baúl para el equipaje: apenas 230 litros, frente a los 250 litros del Kwid y los 323 litros del EV3. Mención aparte merece la buena ergonomía de las deportivas butacas delanteras, que elevan la comodidad y la experiencia a bordo.
BYD Seagull, conducción y seguridad
Las dos versiones del Seagull que se comercializan en el país (GL y GS) se animan con el mismo motor eléctrico que genera 55 kw (73,8 hp) y 135 Nm; en términos de potencia, el modelo de BYD vuelve a sacar una luz de ventaja sobre sus rivales, pues supera en 25,8 hp el poderío del EV3 y en 8,8 hp la potencia del Kwid. Sin embargo, en materia de torque, el vehículo de JMC tiene 15 Nm más que el Seagull.
La diferencia más significativa entre las dos versiones del EV de acceso a la marca es en cuanto a la capacidad de la batería Blade que las alimenta, pues la versión GL tiene un acumulador con 30,08 kWh (la del Kwid es de 26,8 y la del EV3 es de 31,9), que le permite una autonomía estimada de 300 kilómetros, mientras que el Seagull GS se alimenta de una batería de 38 kWh de capacidad, que lo faculta para ampliar la autonomía hasta los 400 kilómetros.
Considerando su cometido como vehículo compacto de movilidad urbana, el Seagull pasa la prueba; en todo caso, lograr una aceleración de 0 a 100 km/h nos tomó casi los 15 segundos (13,9 segundos dice la ficha técnica), por lo que evidenciamos que sus dotes de velocista se limitan a su atractivo diseño. Sin embargo, el buen torque sale a relucir, en particular cuando se rueda en el modo Sport, entonces hay suficientes arrestos para hacer sobrepasos y no perder impulso en los ascensos demandantes.
Un puesto de conducción absolutamente confortable y con buena sujeción lateral (también nos encantaron los apoyacabezas), una muy buena visibilidad perimétrica, un nivel de insonorización más que destacado y un reglaje de suspensión suficientemente firme, pero confortable, son la constante a bordo del Seagull. Además, se debe añadir que, pese a sus mayores proporciones frente a sus rivales, tiene un radio de giro (4,95 metros) muy favorable para la circulación urbana, que es donde exalta todas sus capacidades.
La acertada configuración del chasis, con un bajo centro de gravedad y la buena distribución del peso de la batería en el piso, favorece el desempeño de este modelo eléctrico al planear a más de 100 km/h y al apremiarlo en las curvas exigentes, por lo que brinda mucha confianza sobre la marcha; lo único que nos gustaría es que la dirección ofreciera un poco más de retroalimentación.
En materia de seguridad, este compacto eléctrico también saca buena nota en su segmento, pues incluso añade recursos que no tienen modelos a gasolina de mayor nivel de precio y jerarquía; entre lo más relevante en este rubro tenemos: seis airbags (el GL sólo tiene cuatro), asistente de arranque en pendiente, freno de potencia integrado, frenado regenerativo (lástima que no haya opción de ajustarlo por niveles), asistencia de frenado hidráulico, control de tracción y control crucero, entre otros.
Por tener la oferta más completa de su segmento y salir muy favorecido en la relación costo/beneficio, el BYD Seagull tiene todos los argumentos para convertirse en el referente de su categoría y seguir posicionando a BYD como el gran rival a vencer en materia de vehículos electrificados, tanto en Colombia como en el resto del mundo. La marca tiene otro punto a su favor: hay más modelos ad portas de llegar a nuestro mercado.