Las cifras lo demuestran, los vehículos utilitarios deportivos o SUV cada vez ganan mayor preferencia en nuestro país. De acuerdo con datos de Fenalco – Andi, al cierre del año pasado este segmento de vehículos cerró el mercado con 66.595 unidades, lo que supone 35,3% de participación, frente al 44,7% de Automóviles. Sigamos, en enero pasado, por ejemplo, SUV reportó una contracción en ventas de -12,1% con respecto al mismo mes de 2020, pero esta caída fue mucho menor que la de otros segmentos, como Pick-up (-44,3%) y Automóviles (-27,1%).
Finalmente, en el acumulado al cierre de febrero y con 12.316 unidades, el segmento SUV acumuló una participación de 36,3% y solo cayó -6,9% con respecto al mismo periodo de 2020, mientras que Automóviles reportó una variación de -15,4%. Nada qué hacer, los SUV crecen como espuma.
Por otra parte, al analizar la dinámica del segmento de utilitarios deportivos en Colombia durante los últimos meses, advertimos un gran protagonismo de Mazda, marca que el año pasado ubicó muy temprano a su nuevo Mazda CX-30 como el segundo SUV más vendido en Colombia, mientras que la CX-5 fue ganando terreno y escalando puestos.
El avance del fabricante japonés en este segmento es tan significativo en nuestro mercado que, durante el pasado mes de febrero, Mazda CX-30 (con 1.425 unidades) desbancó a Renault Duster (1.281 unidades) del primer lugar en la clasificación de los SUV con mayor número de matrículas acumuladas, mientras que CX-5 (935 unidades) se consolidó en el tercer lugar general y primero en el subsegmento SUV Mid-Size.
El mérito de CX-5 es bien significativo, pues actualmente lidera su parcela con 22% de participación, frente al 14,7% que tuvo en 2020. De hecho, la buena dinámica comercial de esta camioneta representa cerca del 30% de las ventas locales de la marca.
Éxito con argumentos
El favorable desempeño de la CX-5 en nuestro mercado no es casualidad, ni un tema fortuito. Se debe considerar que, desde su lanzamiento en 2012, esta camioneta ha recibido más de 100 reconocimientos internacionales, entre ellos ser uno de los tres finalistas de World Car Of The Year en 2018.
La oferta global de la CX-5 resulta tan integral, que cerca del 35% de las ventas anuales de la marca japonesa corresponden a dicha camioneta y con ello se consolida como el modelo más vendido del fabricante a nivel mundial.
Adicionalmente, en el caso colombiano, se debe recordar que el año pasado Mazda CX-5 fue galardonada en la VI edición de los Premios Vía en la categoría “Mejor costo de reparación” de SUVs de hasta $140 millones. A este premio se suman otros cinco galardones recibidos en años anteriores, no solo por brindar los mejores costos de reparación en su categoría, sino también por su equipamiento en seguridad.
Cualquiera podría pensar que los anteriores argumentos son suficientes para justificar a los casi 30.000 clientes en Colombia que han optado por comprar una CX-5; sin embargo, encontramos otras razones adicionales para justificar el buen balance comercial de este modelo. Por ejemplo, resaltamos la labor de la red de la marca, quienes ofrecen tasas muy competitivas y múltiples opciones de crédito con diferentes entidades financieras, permitiéndole al cliente diferir el pago de la camioneta de acuerdo con su interés y flujo de caja.
Producto con brillo propio
En el papel todo luce muy bien para la Mazda CX-5, por eso nos empeñamos en hacer una prueba de manejo para evidenciar no solo sus prestaciones y bondades, sino además para tratar de encontrar algo más que explique el buen momento que atraviesa esa camioneta en el mercado local. Nuestro modelo a prueba fue la CX-5 Grand Touring Signature, la versión más equipada.
Una primera fortaleza que se advierte en el diseño de este SUV mediano es la armonía que guarda: no es ostentoso y tampoco tan grande como para intimidar a quien lo conduce. La filosofía del diseño Kodo que ya conocemos en otros productos de la marca, acá se resumen en elegancia; sus trazos transmiten una sensación de fluidez, velocidad y sobriedad.
Con solo acceder a la cabina se respira ese ambiente de refinamiento que suele asociarse con los productos premium, que es justo donde la marca quiere que la vinculen. Un aspecto a destacar de la CX-5, es que además de ofrecer una posición de manejo que transmite confianza, buena visibilidad y adecuada sujeción; la calidad de materiales y equipamiento están a un nivel superior del promedio del segmento.
Destacan la arquitectura vanguardista del tablero y refinamientos como su sistema de conectividad Mazda Connect, que ofrece pantalla táctil de ocho pulgadas, sistema de audio Bose con 10 parlantes y compatibilidad Apple CarPlay y Android Auto. También es cuenta con freno de emergencia eléctrico, techo corredizo y pantalla activa de conducción; esta última proyecta información en el panorámico y es preciso algo de tiempo para acostumbrarse y aprovecharla.
El tacto de los materiales y acabados (incluidos los tapizados en napa marrón, que contrastan con las cubiertas y los paneles negros), el más que buen nivel de ajuste y ensamble, así como el excelente nivel de insonorización, se confabulan para que los ocupantes sientan que viajan en un vehículo de mayor gama.
Poderío, eficiencia y seguridad
Los motores Skyactiv-G de Mazda fueron concebidos para entregar el máximo rendimiento, pero esta tecnología se perfeccionó luego con la incorporación de un sistema de sobrealimentación para entregar más torque y potencia, como sucede con el motor de cuatro cilindros y 2,5 litros con turbo de presión dinámica que anima al CX-5 Grand Touring Signature. Este propulsor debutó en la CX-9 y el Mazda 6, para luego incorporarse en la CX-5, con el propósito de entregar un manejo tanto deportivo como eficiente.
Para dimensionar las bondades del motor más potente que ofrece la CX-5 basta compararlo con el también 2,5 litros de aspiración normal que usa este modelo en las demás versiones. Mientras este último entrega 188 hp de potencia y 252 Nm de torque, el mismo bloque, pero turbocargado, eleva el registro a 228 caballos y 420 Nm. En todas las versiones, este poderío está muy bien gestionado por una transmisión automática de seis marchas.
En la práctica, pasamos de una muy buena relación peso/potencia de 8,0 kilos por cada caballo en la CX-5 2,5 L Touring, por ejemplo, a un extraordinario 7,4 kilos/hp en la Grand Touring Signature. Tan buen registro de poder se percibe a plenitud al rodar en pendientes y en los sobrepasos; de hecho, en nuestra ruta superamos sin problemas a camionetas competidoras dotadas con motores de seis cilindros.
Otro apartado en el que sobresale la CX-5 es en seguridad. Los avanzados recursos de seguridad activa, pasiva y proactiva de la marca hacen que el conductor disfrute y se sienta seguro frente al volante. En todas las versiones se destaca la presencia del Sistema de Seguridad Proactiva i-Activsense de la marca, que utiliza modernos equipos y sensores que informan, alertan y protegen en todo momento. Incluye funciones como el sistema avanzado de monitoreo de punto ciego, asistencia de arranque en pendiente, sistema inteligente de iluminación frontal o asistencia de permanencia en carril.
Si a la buena capacidad de respuesta y poderío de la Grand Touring Signature le sumamos las virtudes propias de la CX-5, entonces tenemos un manejo superior que es comparable con el que brindan modelos de mayor gama. Cuando se transita a alta velocidad y en caminos virados, la capacidad de este SUV es impresionante, a lo que suma esa comodidad de marcha suave que se requiere en los viajes largos.
En síntesis, claro que una Mazda CX-5 es una buena compra; de hecho, diríamos que es una inversión inteligente, pues su oferta integral está por encima de los vehículos de su categoría, no solo por incorporar un elevado nivel de tecnología y equipamiento propio de un SUV de lujo, sino además porque su buen desempeño y seguridad añaden esa cuota de bienestar emocional que tanto se requiere para conducir a gusto.