Rolls-Royce encontró una mina de oro cuando lanzó al Cullinan, su primer SUV que estrenó en 2018 y que de inmediato hizo explotar las cifras de ventas y producción de la marca; claro, a una escala distinta, pero nunca antes vista para Rolls Royce. Para este 2024 la marca estrena su actualización de mitad de vida. Veamos los cambios.
El Rolls Royce Cullinan Series II (sí, ese es su nombre oficial), también nos muestra varios cambios a nivel visual, donde podemos ver un frente en el que las luces de conducción diurna ahora se extienden considerablemente hacia el centro de la fascia o máscara. A su vez hay cambios muy marcados en el parachoques delantero, con unas tomas de aire menos cuadradas.
La marca dice que los cambios en su imagen se inspiran en la arquitectura de las grandes urbes, donde ahora es más común ver al Cullinan moverse. De igual forma, por primera vez, un Rolls-Royce lleva una parrilla retroiluminada.
Los costados quedaron exactamente igual, salvo por los nuevos rines, que ahora pueden crecer hasta las 23”. En la parte trasera, lo más llamativo es la nueva defensa y sus salidas de escape cuadradas.
Por dentro, el nivel de equipamiento es inmenso; sin embargo, los cambios más llamativos llegan en forma de un marco que envuelve a las dos pantallas más importantes del tablero. En ese sentido se ve convivir lado a lado las pantallas del sistema de infoentretenimiento y el cuadro de instrumentos digital.
También, en el tablero ahora se encuentra un emblema del “Espíritu del Éxtasis” debajo del reloj mecánico que siempre lo acompaña. Aparte de eso, el interior se puede seguir configurando sobre medida, con materiales de todo tipo, incluyendo nuevos elementos como fibras de bambú y nuevos tipos de madera, entre muchos otros.
Gran parte de los cambios que recibe el Cullinan se centran en satisfacer a los clientes más jovenes que tiene la marca, pues desde Rolls-Royce confirman que la edad promedio de sus clientes bajó de los 56 a los 43 años.
Finalmente, a nivel de tren de potencia sigue usando el motor V12 biturbo de 563 hp para las versiones tradicionales y de 592 hp más 900 Nm de torque para los Cullinan Black Badge, que incluyen ligeras mejoras mecánicas y estéticas para lucir “deportivo”.
Aparte de eso, el nivel de equipamiento es enorme en seguridad, comodidad y conectividad, pues siendo un Rolls-Royce, no hay nada que le haga falta.
