Rolls-Royce, que celebra 120 años de existencia, es la mayor expresión de lujo dentro del mundo automotor, pero a algunos millonarios, con bolsillos más profundos que las Fosas de las Marianas, les puede parecer algo "común" y por eso encargan este tipo de piezas irrepetibles como este Droptail, por el que desembolsaron más de 20 millones de dólares.
Estos Rolls-Royce ultra-exclusivos son los Droptail y el tercer ejemplar de esta serie lleva el nombre Arcadia, del que podemos empezar diciendo que su pintura es única: toma como base un blanco tradicional, pero con una infusión de partículas de aluminio y cristal para lograr una refracción de luz particular.
Si el acabado de la carrocería es impresionante, el mayor nivel de trabajo está en la madera, que demandó 8.000 horas de trabajo hombre, entre seleccionar, preparar, tratar e instalar las 233 piezas de este material que lleva el auto.
Si el trabajo de la madera te parece mucho, debes saber que se necesitaron cinco meses de labores para tan sólo ensamblar el reloj que lleva el auto incrustado en el tablero y que, además, cuesta tanto como un Rolls-Royce de acceso.
Para soportar todos sus lujos, el fabricante no usó una plataforma ya existente, en su lugar crearon un monocasco único para estos Droptail, que incluye partes de acero, aluminio y fibra de carbono.
El impulso está a cargo del motor V12 biturbo de 6,7 litros con 593 caballos de potencia y 841 Nm de torque, suficiente poderío para acelerar a 100 km/h en menos de cinco segundos las dos toneladas del modelo y llegar hasta los 250 km/h, consecuente con una de los principios de la marca: entregar máximo desempeño con mínimo esfuerzo.
