Si les decimos que Toyota es uno de los gigantes automotores más reticentes a la movilidad eléctrica, no descubrimos nada nuevo. Si bien a finales de 2021 presentó un plan que contempla la creación de más de 15 modelos a batería, lo cierto es que los japoneses hacen énfasis en poder seguir empleando motores a combustión, no solo a partir de su armada híbrida (de las más importantes del mundo), sino también a través del desarrollo de combustibles menos contaminantes.
Bajo la premisa de que “el verdadero enemigo son las emisiones, no un tipo concreto de sistema motriz”, tal como señaló a finales del 2022 el ahora ex CEO de Toyota, Akio Toyoda, y tras los trabajos realizados con el hidrógeno, la marca japonesa incursiona en un nuevo tipo de combustible, que lograría disminuir en gran parte las emisiones de dióxido de carbono (CO2).
Las nuevas pruebas de Toyota
Toyota realiza ensayos junto a ExxonMobil, petrolera estadounidense y dueña de marcas como Mobil y Esso, para desarrollar un combustible compuesto por materias primas más limpias, como por ejemplo biomasa renovable y etanol, producidos en procesos industriales menos contaminantes.
La información la suministró Andrew Madden, vicepresidente del departamento de Estrategia y Planificación de ExxonMobil, quien además señaló que el flamante combustible podría llegar a reducir en hasta 75% las emisiones de carbono producidas por motores alimentados por gasolina, de acuerdo con los resultados de las primeras pruebas.
Para la continuidad de los desarrollos, desde ExxonMobil señalaron que se necesita el apoyo del gobierno de Estados Unidos, con medidas que permitan que el mercado se renueve y se logre “descarbonizar el transporte”, según comentó Madden.
Por su parte, Toyota evidencia una vez más su énfasis en desarrollar otro tipo de movilidad ecológica por fuera de la eléctrica, a la que considera muy costosa e incluso más contaminante que, por ejemplo, la híbrida, debido a la necesidad de extracción del litio para la creación de las baterías.
El hecho de estar prácticamente por fuera del plan llevado a cabo por buena parte de la industria automotriz (por no decir su mayoría), generó que Toyota pierda terreno en cuanto a ventas, tal como se evidenció durante el 2022 en EE. UU., uno de los principales mercados del mundo.