Tras recorrer miles de kilómetros y con varios años a cuestas de utilizar el mismo juego de llantas, son muchos los conductores que, por falta de tiempo, por desconocimiento o por simple descuido, son muy laxos para determinar cuál es el momento ideal para cambiar sus neumáticos.
Recuerda que unas llantas en óptimo estado no solo mejoran el desempeño, sino que además disminuyen el riesgo de sufrir un accidente y evitan una multa de quince salarios mínimos legales diarios vigentes, de acuerdo con la Resolución 3027 del 26 de julio de 2010, del Ministerio de Transporte. En tal sentido, especialistas de Hankook Tire hacen las siguientes consideraciones para identificar si una llanta debe ser cambiada pronta o inmediatamente.
- DOT (fecha de fabricación): no deberías usar llantas por más de cinco años a partir de la fecha de fabricación de las mismas. Considera que con el tiempo el caucho se endurece, se torna más quebradizo y pierde algunas propiedades importantes, como la adherencia. Para conocer cuando se fabricó una llanta, busca en la parte lateral un cifrado de cuatro dígitos que indica la semana y el año de fabricación.
- Revisa la banda de rodadura: comprobar la profundidad de la ranura utilizando un calibrador de profundidad u observando el indicador de desgaste de la banda de rodadura en la parte lateral, te permitirá saber qué tan desgastada está la llanta. Si la ranura presenta un desgaste por debajo de dos (2) milímetros debe reemplazarse. Los expertos recomiendan comprobar el desgaste una vez al mes.
- Cuando se presenta una erosión severa o una perforación de la llanta: en este caso se recomienda comprar una nueva. El reemplazo de una llanta debe ser realizado únicamente por un técnico con experiencia.
- Verifica si la llanta tiene algún tipo de rajaduras: Estas surgen por el envejecimiento natural de la llanta, así como por la exposición de la misma a temperaturas muy altas, ocasionadas por el exceso de fricción o por conducir en caminos agrestes.
- La durabilidad de una llanta está relacionada con los hábitos de conducción y el mantenimiento del vehículo: recuerda siempre controlar aspectos como la velocidad, el frenado, el balanceo y la adecuada presión del aire.