Cuando en un vehículo se producen deformaciones que no hayan afectado la pintura original como impactos de piedras, daños por operaciones de transporte o daños por efectos climáticos como el granizo, existe un procedimiento de reparación con el cual se devuelve el aspecto original a la lámina sin dañar las capas exteriores de pintura.
Esto es posible dado que la tecnología en reparación automotriz innova constantemente, implementando nuevos sistemas y herramientas que hacen posible la reparación de estos pequeños daños, sin necesidad de recurrir a los procesos de pintura.
Los dos métodos comúnmente utilizados para este tipo de reparación son: el método por presión o empuje, y el método por tracción.
Método por presión o empuje
Este sistema es denominado de desabollado y se utiliza por medio de varillas (palancas). El kit cuenta con diversos elementos que permiten la reparación de la lámina basada en la aplicación de fuerzas contrarias a la dirección de la deformación, es decir, se realiza desde la parte interior de la pieza afectada, permitiendo acceder la palanca a la zona del daño y evitando tener contacto con la pintura original del vehículo.
Para la aplicación de la presión se utilizan palancas o varillas de acero de diferente geometría y dimensiones, las cuales se introducen por los orificios o huecos propios de la pieza afectada.
Aunque la presión se puede efectuar directamente con la varilla sobre el daño, es conveniente realizar un efecto de palanca, apoyando la varilla en los bordes de la pieza, para tener en todo momento el control de la presión que se está ejerciendo. Si este apoyo no se puede realizar con la propia varilla, es necesario utilizar un gancho auxiliar.
Al introducirse estas varillas por el interior de las piezas, habitualmente no se tiene visión directa de la punta, por lo que, antes de comenzar a ejercer presión, hay que probar ligeramente para poder localizar su posición correctamente desde el exterior y evitar daños.
La reparación del daño se ha de efectuar de manera progresiva - no se debe aplicar la presión en el punto más profundo del daño- , sino que se ha de comenzar en la parte exterior ejerciendo pequeñas presiones sobre puntos donde la deformación es menor, para acercarse, poco a poco, a los puntos más cercanos de la zona central del daño, siguiendo una trayectoria en forma de espiral. De esta manera se consigue que la tensión existente en la pieza se vaya reduciendo progresivamente, hasta desaparecer.
Se recomienda de manera especial mantener en perfecto estado las puntas de las varillas de acero, evitando formas afiladas, deformaciones o impurezas ya que, de lo contrario, al aplicar presión, se podrían producir deformaciones exteriores en la lámina, con la consiguiente necesidad de aplicar otro proceso posterior de reparación que posiblemente pueda dañar la pintura o incluso eliminarla.
Método por tracción
Este sistema también es utilizado para reparar pequeñas deformaciones ocasionadas en la lámina que no requieran pintarse. Con el uso de esta técnica no es necesario el desmontaje de accesorios internos, sino que se realiza la reparación por la parte externa mediante el método de tracción.
El sistema consiste en la extracción del daño mediante el tiro de elementos fijados a este. Estos elementos son piezas plásticas, que se unen al elemento dañado con adhesivos, pudiendo presentar diferentes formas, como ventosas de diferente grado de elasticidad o cilindros plásticos y que, posteriormente, se unen por su otro extremo a una herramienta de tiro.
En esta técnica se emplea un adhesivo de fusión en caliente, especial para dicho tipo de operaciones y cuyo calentamiento se produce en el interior de una pistola de aplicación. El tiempo de calentamiento del adhesivo dentro de la pistola es un factor fundamental para que la reparación sea correcta el cual oscila entre 5 y 8 minutos.
El elemento que se adhiere a la pieza dañada ha de ser del tamaño adecuado a la magnitud del daño a reparar. Por otro lado, la cantidad de adhesivo depende del elemento pegado y del tipo de metal, de su espesor y de la profundidad del daño.
Para una mayor área deformada se utiliza una ventosa que se adhiere a la superficie deformada asentándola sobre la lámina. El agarre se produce por la depresión que genera la elasticidad de su goma, al tender a recuperar su posición más cóncava, al tiempo que la hermeticidad del material impide que el aire entre a la concavidad.
Una vez fijada la ventosa se realiza la reparación mediante el método de tracción devolviendo las condiciones originales de la lámina, estos elementos se pueden encontrar en el mercado de forma mecánica o neumática.
Ventajas del sistema respecto a las reparaciones tradicionales:
- Permiten mantener la pintura original del vehículo evitando perder la calidad del mismo.
- Evitan de manera parcial o total el desmontaje de accesorios obteniendo un ahorro de tiempo.
- Disminuyen el tiempo de permanencia del vehículo en el taller, beneficiando tanto al propietario del vehículo como al mismo taller.
- Nuevas oportunidades de negocio para el taller.
- Ahorros en costos de pintura.
- Se requiere de una inversión mínima, la cual se recupera rápidamente.
- Aumenta la productividad del área de carrocería y en general del taller.
- Se reduce el número de autos en proceso de reparación.