Aunque Colombia se ha posicionado como uno de los líderes regionales en movilidad eléctrica, los retos estructurales siguen siendo evidentes cuando se compara con referentes como España y Brasil. Así lo revela el más reciente Informe sobre Movilidad Eléctrica de OBS Business School, institución perteneciente a Planeta Formación y Universidades, bajo la dirección de la profesora May López, también responsable de la plataforma Empresas por la Movilidad Sostenible.
El estudio analiza los avances en ventas, infraestructura, industria y regulación en cuanto a los vehículos de nuevas energías (híbridos y eléctricos), tanto en Europa como en Latinoamérica, identificando las brechas que aún separan a las economías emergentes de los mercados más consolidados.
Según datos de Latam Mobility, Colombia cuenta con más de 340 estaciones de carga públicas y privadas, concentradas principalmente en Bogotá (29%) y Antioquia (23%). Esta centralización refleja uno de los grandes desafíos nacionales: garantizar el acceso equitativo a la infraestructura en regiones intermedias y rurales.
Adicionalmente, la cifra de estaciones EV en el territorio nacional aún es muy pequeña si se compara con un país como España, donde existen más de 47.500 puntos de carga, aunque uno de cada cinco permanece fuera de servicio por retrasos en la conexión a la red eléctrica.
“La red de recarga es ejemplar, pero no basta con instalar puntos: deben ser operativos, accesibles y adaptados a la movilidad pesada”, advierte López. Se debe considerar, por ejemplo, que solo el 8% de la red española está preparada para camiones y buses eléctricos, un déficit que también limita el desarrollo del transporte de carga sostenible.
Por otro lado, pese a que el 89% del consumo energético del transporte colombiano sigue dependiendo del petróleo, las cifras demuestran un cambio que favorece a los vehículos electrificados: en el primer semestre de 2025, las ventas de vehículos eléctricos (EV) se triplicaron con una variación del 204% (7.294 unidades, según Fenalco-Andi) mientras que las matrículas de los híbridos enchufables prácticamente duplicaron su volumen (95,9 %).
Además, la encuesta nacional de la Asociación Colombiana de Movilidad Eléctrica (Acomoves) confirma un alto nivel de satisfacción entre los usuarios de EV: el 97% se declara satisfecho o muy satisfecho, y el 85,4% afirma que no volvería a conducir un vehículo a combustión.
Esta fidelización de los usuarios, inédita en otros segmentos, se ha visto impulsada por políticas públicas y estímulos económicos. No obstante, la derogación del Decreto 1116 de 2017, que eliminaba los aranceles para vehículos híbridos, ha encarecido parte de la oferta y genera incertidumbre en el sector.
En abril de 2025, el 38% de los vehículos matriculados correspondieron a tecnologías limpias; sin embargo, las ventas cayeron un 20% en el primer semestre, señal de que la falta de incentivos puede ralentizar la transición.
España y Brasil: referentes a considerar

En el plano global, la movilidad eléctrica mundial creció un 29 % en el primer semestre de 2025, alcanzando el 20 % de cuota de mercado, con más de 9 millones de unidades vendidas. En ese panorama, China concentra el 66 % de las matrículas nuevas y controla el 90 % del refinado de tierras raras, lo que refuerza su dominio en la cadena de suministro global.
En el caso de España, se consolida en 2025 como líder europeo en crecimiento de matrículas de vehículos eléctricos y en expansión de infraestructura de recarga. Por primera vez, los eléctricos superaron en ventas a los de motorización diésel, y los híbridos enchufables (PHEV) aumentaron más que estos últimos, mientras que los híbridos (HEV) siguen siendo la opción preferida del mercado.
Sin embargo, la producción ibérica de vehículos a baterías cayó un 20,6%, arrastrando la tendencia negativa de 2024, lo que refleja una dependencia aún fuerte de las cadenas de suministro globales.
Por su parte, Brasil se ha convertido en un abanderado a favor de la movilidad sin emisiones gracias a su estrategia de electrificación del transporte público y su producción local de buses eléctricos y biocombustibles avanzados, fortaleciendo una cadena de valor menos dependiente de las importaciones.
Tanto Colombia como España comparten retos estructurales: dependencia de los híbridos, concentración de infraestructura, lentitud administrativa y un mercado dominado por SUV, lo que limita la eficiencia energética y la reducción real de emisiones.
Aun así, los resultados son alentadores: en España, las emisiones de gases de efecto invernadero se redujeron un 7,6%, y las del transporte un 3%, mientras que en Colombia la adopción ciudadana demuestra una apertura sin precedentes hacia la movilidad limpia.
“Estamos avanzando en la dirección correcta, pero la transición no será completa hasta que la movilidad eléctrica sea asequible, inclusiva y verdaderamente sostenible. Requerimos voluntad política, industria competitiva y consumidores conscientes”, concluye May López.