A finales de octubre del año pasado, la Unión Europea puso en vigor aranceles para los vehículos eléctricos (EV) que se exportan de China al Viejo Continente, alegando que el gobierno chino brinda apoyos económicos a sus marcas para que puedan vender sus vehículos a menor precio.
Tales aranceles se impusieron en distintas escalas a las firmas chinas, dependiendo del apoyo que le brindaron a la UE en su investigación sobre los subsidios gubernamentales, yendo de entre 9 a más del 50% (del 10% que ya se aplica a cualquier modelo importado a Europa), para compensar el precio y que los fabricantes europeos y de otros países, pudieran estar en condiciones de competir.
Sin embargo, esta semana se informó que el organismo europeo está en negociaciones con el gobierno chino para fijar un precio mínimo a estos vehículos, eliminando los aranceles.
Estas negociaciones no solo buscan fijar un piso para emparejar la competencia, también tienen el objetivo de reducir los impuestos extra que el gobierno de China impuso a distintos productos europeos, incluyendo los autos, lo que ha afectado más las ventas de estos vehículos en el gigante asiático.
Alemania fue uno de los países que siempre se opusieron a estos aranceles, pues sus marcas tienen gran volumen de ventas en China, por lo que el sobreprecio que implican esos aranceles afectaría sus ventas, lo que se viene presentando.
Por otro lado, los conductores europeos no dejan de consumir autos electrificados de China: durante febrero pasado, las ventas de EV, híbridos enchufables (PHEV) y mild hybrids (MHEV) se incrementaron 64%, apoyadas especialmente por las 25.900 unidades de PHEV, lo que significó un crecimiento del 892%.
Algunos analistas afirman que llegar a un acuerdo para colocar un precio mínimo en estos vehículos será beneficioso para ambas partes, pues así habrá mayor certeza para ambos lados y se reducirán al mínimo las pérdidas en las ganancias.
