
Hace poco, Mazda compartió sus planes de electrificación, pero también sobre motores a combustión, algo que al parecer pretenden defender y seguir desarrollando. Esto es muy interesante, si se considera que históricamente el motor térmico está muy subdesarrollado en muchas áreas. Lamentablemente, para que los motores sean fiables en todo tipo de condiciones, es necesario sacrificar desarrollos que permitirían una mayor eficiencia en emisiones, consumo y desempeño. Por ejemplo, los motores de F1 son una obra maestra de la ingeniería, pero solo están hechos para durar cerca de ocho fines de semana girando al máximo; no es el mismo uso que el que tiene un vehículo liviano de pasajeros. Bueno, pues Mazda quiere dar un paso más en el desarrollo de plantas de poder cada vez más eficientes, potentes y con mayor eficiencia térmica, por ello presenta su tecnología Skyactiv-Z.
Skyactiv-Z (Z, pensando como japonés, probablemente se refiera a Zenith, o a la cúspide del programa Skyactiv) es el sucesor de los sistemas Skyactiv-G y Skyactiv-X que Mazda ha desarrollado en sus motores de combustión. Esta tecnología se estrenará en un motor 2,5 litros, junto a un sistema híbrido, en la próxima generación de la Mazda CX-5 y podría, de ser exitoso, migrarse a los motores de seis cilindros de la marca.
Hablemos de Lambda
De seguro han escuchado el término "sonda Lambda", también conocido como "sensor de oxígeno", que es el encargado de medir la cantidad de oxígeno en los gases de escape. Esta medición le entrega a la unidad de control del motor (ECU) los parámetros para que la mezcla de aire y combustible sea la óptima. En un motor de gasolina, la relación de la mezcla estequiométrica es de 14,7 partes de aire por una de combustible. Cuando esto se logra, el factor Lambda es de 1; es decir, una mezcla perfectamente equilibrada y eficiente que aprovecha el máximo del combustible en el proceso de combustión. Si el factor es mayor que 1, significa que el motor está funcionando con una mezcla pobre, con mucho aire y poco combustible; es más ecológica pero menos potente y más propensa a la detonación. Por el contrario, una mezcla rica, contiene más combustible, lo que aumenta la potencia pero también las emisiones y el consumo.
Al encender el motor, la mezcla es más rica para reducir la fricción de las piezas y calentar rápidamente el sistema. Al conducir con inercia y a velocidad constante, la mezcla será más pobre para ahorrar combustible, ya que no se requiere tanta potencia.
Eso es precisamente lo que busca Mazda: que el motor funcione casi siempre en ese estado; es decir, con un factor Lambda de 1 en la mayoría del rango de revoluciones, logrando una combustión casi perfecta y con muy bajas emisiones. Similar al motor que Porsche utiliza en sus nuevos 911 híbridos, pero más asequible para diversos bolsillos y modelos. Además, el fabricante japonés busca ampliar el uso de su sistema SPCCI implementado en los motores Skyactiv-X. Este sistema puede generar una combustión similar a la de un motor diésel por compresión, pero regulada por una chispa, donde solo una parte concentrada de la mezcla se enciende por la chispa y el resto por el efecto de la combustión.
Al integrar todo esto, Mazda podría desarrollar un motor altamente eficiente, capaz de cumplir las normas Euro 7 sin sacrificar potencia, a diferencia de lo que ocurre con los motores actuales. Por supuesto, el fabricante enfrentará otros desafíos en la gestión de estos sistemas, como la incorporación de nuevos sensores y el aislamiento térmico, entre otros.