
Ha pasado más de una década desde que llegaron al mercado los conocidos Android Auto (AA) y Apple Car Play (ACP), servicios informáticos creados para subsanar las poco útiles interfaces de los sistemas de infoentretenimiento que equipaban los automóviles por aquellos años. A ello se sumó la ventaja de que estos sistemas simplificaron la vida de los usuarios, pues replican todas las funciones del teléfono al conectarse mediante el plan de datos, sin implicar costos por suscripciones y con actualizaciones automáticas.
Con el tiempo, la mayoría de fabricantes de autos se sumaron a esta tendencia de conectividad mediante AA y ACP, pero otros, como Rivian, Tesla y la propia GM, los han mantenido alejados de sus tableros. ¿A qué se debe lo anterior? Se explica por algo tan simple como vital en esta era digital: los datos recopilados por ambos sistemas son usados por estos gigantes de la tecnología (Apple y Google) y no por el fabricante del auto. Lo anterior llevó a que las marcas de autos no tengan acceso a información que les permita mejorar sus ofertas y monetizar ganancias.
Ahora bien, algunos fabricantes se han asociado con los conglomerados tecnológicos, como ocurrió con la alianza entre Volvo y Google, adoptando el nuevo sistema de infoentretenimiento llamado Android Automotive, que permite a los usuarios iniciar sesión en su cuenta de Google para sincronizar funciones en varios dispositivos e incluye Google Play, que posibilita descargar y usar docenas de aplicaciones.
Sin embargo, otros fabricantes de automóviles están siguiendo el ejemplo y dejando de lado la monetización de datos de los vehículos para enfocarse en ofrecer una mejor experiencia y mejores productos.
Hasta ahora, el valor estrictamente monetario de los datos que han recopilado no ha cumplido las expectativas, principalmente porque la mayoría de las compañías automotrices carecen de la competencia técnica necesaria para obtener un beneficio adecuado de ellos, como sí lo hacen los gigantes tecnológicos.
Si bien el sector automotor sigue siendo una porción relativamente pequeña de los grandes negocios de Apple y Google, resulta estratégica para los gigantes tecnológicos, a pesar de los desafíos constantes de trabajar con las compañías automotrices y sus proveedores. Mientras tanto, aún se define quién o quiénes tendrán acceso a todos los datos y cómo se distribuirán entre los gigantes tecnológicos y los fabricantes de automóviles. Una cosa es segura: cómo se utilizan los datos que uno mismo proporciona mientras conduce es algo que todo propietario de un vehículo debe tener en cuenta, ahora y en el futuro.