
Si bien en el último año las ventas de vehículos nuevos en Colombia se han mantenido al alza (al cierre de septiembre se reportó un acumulado de 175.025 unidades y un crecimiento en ese rubro del 29,4%), los datos sobre el índice de motorización —que mide cuántos habitantes hay por cada vehículo en circulación— reflejan un panorama menos alentador. Los datos también evidencian que el aumento en ventas no necesariamente se traduce en una mayor motorización del país.
Según cifras de la Asociación Latinoamericana de Distribuidores de Automotores (Aladda) y de la Asociación Gremial de Concesionarios de Automotores (Aconauto), el país cuenta con 276 habitantes por cada carro y 64,6 por cada moto, lo que evidencia un rezago estructural frente a otras naciones de la región.
En el caso de los automóviles, solo Venezuela presenta un indicador más alto (2.296 habitantes por vehículo), mientras que en el segmento de las motocicletas, Colombia ocupa una posición intermedia entre los siete países analizados.
Ese panorama “demuestra el abandono de Estado en lo que se refiere a la emisión de una política pública que fomente la densificación de vehículos por habitante”, afirma Pedro Nel Quijano, presidente ejecutivo de Aconauto.
El dirigente gremial asegura que facilitar el acceso a vehículos nuevos, tanto carros como motos, podría detonar una “cadena virtuosa” de empleo, producción nacional, consumo de autopartes y mayor recaudo fiscal.
Se considera que con un programa bien estructurado, el Estado podría fortalecer sus ingresos por IVA, aranceles, impuestos de rodamiento y matrículas, reduciendo la necesidad de futuras reformas tributarias.