El Grupo JLR (que aglutina a las marcas Range Rover, Discovery, Defender y Jaguar) no la está pasando nada bien el presente año, producto de la "renovación total", que lo llevó a orientarse completamente hacia la electromovilidad, realizar un cambio de imagen corporativa poco asertivo e incluso provocó la renuncia hace poco de su CEO, Adrian Mardell. Pero las malas noticias no cesan: desde el 1 de septiembre pasado, JLR ha visto detenida la producción de todas sus plantas a nivel global, en virtud a un ciberataque que afectó gravemente sus sistemas informáticos ese día, y aún no se tiene una fecha para solucionar el problema.
Según da cuenta el medio especializado Autocar, la paralización de todas las fábricas ha redundado en problemas con los pedidos de autopartes y la paralización de los proveedores minoristas, con un costo para el grupo estimado en cinco millones de libras esterlinas diarios. Como resultado del ataque informático, se sabe que se vieron afectados los datos de clientes. Durante el pasado fin de semana, JLR recibió reportes que indicarían que algunos de los proveedores podrían quebrar como resultados de la detención de la cadena de producción.
A tal grado ha escalado la preocupación, que parlamentarios están pidiendo ayuda al gobierno británico, en procura de implementar un programa de ayuda que no provoque la pérdida de miles de empleos y eso degenere en una crisis de liquidez y colapso a corto plazo, mientras JLR recupere su cadena de suministro.
La causa de la crisis
El pasado 1 de septiembre fue uno de los días más activos en lo que se refiere a la inscripción de autos nuevos, que en Reino Unido denominan "Día de la matrícula nueva". Ese día los concesionarios de JLR no pudieron ingresar autos nuevos al sistema, por lo que el día siguiente JLR comenzó a apagar los sistemas debido al jaqueo que experimentaba, por lo que tuvo que recurrir a la policía y a expertos en ciberseguridad con tal de poder reiniciar los sistemas de manera segura, lo que de paso le ha ocasionado millonarias pérdidas.
El 3 de septiembre un grupo de piratas informáticos llamado Scattered Lapsus$ Hunters se atribuyó la responsabilidad del ataque a JLR, señalando haber encontrado un punto débil en sus sistemas informáticos. Los ciberdelincuentes lo informaron en Telegram a través de un usuario vinculado al conglomerado, quien publicó una captura de pantalla de lo que serían los sistemas informáticos de la firma automotriz británica.
