Internet esta repleto de imágenes de una tormenta invernal en Estados Unidos, en donde cientos de conductores de autos Tesla se quedan varados en estacionamientos públicos, carreteras e incluso en los puntos de carga. ¿A qué se debe esto?
Bueno, lo primero es recordar que esto del cambio climático nos tiene a nosotros azotados con sequías e incendios, mientras en Norteamérica y algunos países europeos sufren por las bajas temperaturas. Lo segundo a decir es que la situación reportada por las redes sociales le puede suceder a cualquier auto eléctrico (EV), no solo a los de Tesla. Que las imágenes se centren en autos de aquella marca es debido a la enorme cantidad que circulan por las calles de Estados Unidos y porque siempre son objeto de críticas por diversas cuestiones.
Luego de tener claro lo anterior, tienes que saber que, si bien un tren de potencia eléctrico no se afecta por la cantidad de oxigeno en el aire (como le pasa a un auto a combustión), lo que sí los afecta mucho es la temperatura del medio ambiente. Especialmente, la temperatura puede jugar un papel muy importante al hablar de la batería.
Factor químico
En primera instancia, debes saber que las baterías funcionan gracias a diversas reacciones químicas que les permiten almacenar y desplegar energía. Un clima frio hace que esta reacción química se vuelva mucho más lenta, por lo que el poder que puede desplegar se reduce drásticamente.
De igual forma, activar sistemas como la calefacción también consume mucha energía.
Consumer Reports presentó un estudio en el que comprobaron que, a tan solo 4,4°C, la química de la batería de un auto eléctrico comienza a afectarse, por lo que dicha reacción se retrasa y eso se refleja en menor autonomía por carga.
Dependiendo de la temperatura, se puede perder entre el 25% y 50% del rango. En los casos de mayor pérdida se añade a la ecuación el tiempo que se puede perder en el tránsito con la calefacción encendida e incluso si hay muchos semáforos que impliquen detenciones totales y aceleraciones constantes, lo cual consume mucho poder.
Factor tiempo
Cuando una batería está afectada por la temperatura, lo que le ocasiona problemas para desplegar la energía, también los tiene para retenerla, por lo que es muy común que los tiempos de carga se amplíen hasta en más de una hora de lo normal, en zonas que bajan de los -10°C. Por lo que si dependes de una estación pública y la misma está ocupada, entonces hay grandes probabilidades de tener que esperar más de lo común para completar el proceso.
Por lo anterior se recomienda que, en zonas muy frías, se cargue con mayor constancia la batería y que las recargas se hagan incluso al disponer de una buena cantidad de rango disponible, en caso de tener que esperar a que un cargador se desocupe, pero también para reducir nuestro tiempo en el cargador, en la eventualidad que la batería este muy fría y ello genere problemas para subir su nivel de carga.
Factor infraestructura
Si bien conocemos muchos casos de este estilo en Estados Unidos, hay otros países (como Noruega), que se caracterizan por ser exageradamente fríos y cuyo parque vehicular ya lo dominan los vehículos eléctrico.
En este caso, la solución para los noruegos fue la adopción de cargadores en casa, por lo que el tiempo de espera para usar un cargador público es mucho menor y se consideran más para usos de emergencia o viajes largos. Al dejar cargando el auto toda la noche, se tiene un poco más de tiempo para llenar la batería o bien para preacondicionar el interior del auto antes de salir, mientras se mantiene conectado para no consumir en exceso la batería del auto.
Mejoras a futuro
Desde hace tiempo muchas marcas buscan mejorar las baterías para soportar mejor tales condiciones; ya hay avances para reducir el impacto del frio o el calor extremo.
Por un lado, algunos EV cuentan con bombas de calor que pueden calentar la bateria a una temperatura óptima de uso, con lo que la pérdida de autonomía en climas frios se minimiza a no más de un 10%. De igual forma, en climas muy calientes o bajo demandas de trabajo pesadas, los sistemas líquidos de refrigeración demuestran mantener las baterias en un estado óptimo de operación por largos periodos.
Otro avance se da en la química de las mismas, pues el siguiente paso son las baterias de estado sólido, que también buscan mejorar la eficiencia térmica, con la cual las afectaciones por calor o frio extremo sean mucho menos perceptibles que en las actuales.