En Rusia, las ventas de vehículos particulares cayeron casi 61% interanual, en gran parte debido a las sanciones occidentales que frenan el acceso de Rusia a algunos materiales, a la caída de la demanda y a los altos precios, que obstaculizan aún más a la población para acceder a un vehículo.
Sin embargo, según datos de la agencia analítica rusa Autostat recogidos por la agencia Reuters, las ventas de automóviles de marcas chinas aumentaron un 90% y la participación del mercado de marcas como Haval, Chery y Geely, pasaron de un modesto 9,6% a un 31,3% en apenas un año.
Fuente: Reuters
Actualmente el mercado ruso tiene una estimación de 600.000 unidades vendidas, cuando por lo general sobrepasa el millón y medio, siendo el octavo mercado mundial de vehículos. Si bien las cosas funcionan mal este año, la potencialidad que tiene Rusia no es para desperdiciar, y eso China lo sabe muy bien.
Históricamente, los autos chinos satisfacían la demanda de vehículos de precios ultrabajos, pero ahora con la mayor calidad de producción y la salida de gigantes occidentales, también acaparan el mercado de vehículos de gama media y alta.
Todo esto sin contar que China también está detrás del resurgimiento de algunas marcas históricas rusas, como es el caso de Moskvich, fabricante de la era soviética que ahora volvió a producir vehículos, pero utilizando ingeniería de la china JAC, en diseño, plataforma y motores.
La extinta marca soviética Moskvich renació en pocos meses, gracias a la ingeniería de China.
Con las cosas como están, las automotrices chinas podrían representar alrededor del 35% de las ventas en Rusia el próximo año, donde se estima que el mercado se recuperaría a 800.000 unidades.