Hace poco más de un mes les presentamos algunos detalles de las radicales ideas que propone el Citroën OLI, modelo conceptual que especula cómo serán los vehículos eléctricos de la marca francesa en un futuro cercano.
Hoy queremos ahondar en el aporte que hizo la multinacional química BASF en ese proyecto, que es ejemplo de lo mucho que puede ahorrar la industria automotriz al reducir el peso y aprovechar los recursos.
"Este concept car muestra lo que se puede conseguir cuando los socios confían entre sí y se atreven a recorrer nuevos caminos. El resultado es un microcosmos de ideas y soluciones que van mucho más allá del concepto original", explica Uta Holzenkamp, Presidenta de la División de Pinturas de BASF.
Tecnologías innovadoras que aportan
En la concepción de este vehículo se reinterpretaron radicalmente varios componentes, que se construyeron en un contexto diferente; por ejemplo, el respaldo de los asientos se imprimió por completo en 3D con Ultrasint TPU88A, material plástico flexible de última generación. En este caso, se desarrolló una estructura de malla abierta, con el fin de proporcionar ventilación natural en esta zona.
Recordemos que la simpleza y la practicidad son norma en este conceptual, que no cuenta con sistemas de sonido o de navegación, pues su premisa es que cada usuario utilice los recursos de su propio celular y de un parlante portátil, los cuales puede conectar en forma automática a la consola del vehículo.
Por otro lado, como el uso y ensamble de componentes con diferentes materiales es un reto en cuanto al reciclaje mecánico en la industria automotriz, en este auto se propone crear el mayor número de piezas y componentes a partir de una sola familia de materiales.
La cobertura del piso del vehículo y los apoyabrazos traseros se fabricaron con Infinergy, otro plástico de alto rendimiento. Se trata de un poliuretano termoplástico expandido, que se utiliza en la industria del calzado deportivo, puesto que es elástico, robusto y muy resistente a la abrasión. En este caso, el material aporta una superficie agradable al tacto, pero también minimiza el ruido y las vibraciones.
En el OLI se utiliza una pintura especial y a base de agua (NovaCoat-P), la cual garantiza duración extra; una de las bondades de esta cobertura es que no solo protege los sustratos blandos contra la abrasión, la radiación UV, la suciedad y los productos químicos, sino que, como el suelo es impermeable, facilita la limpieza integral del auto; de hecho, el piso incluye unos tapones que permiten drenar el auto y la suciedad cuando se lave.
Desarrollos que se orientan a la funcionalidad
Para minimizar el peso del conjunto, pero sin perder estabilidad y durabilidad en los componentes, partes como el capó, el techo y la compuerta del baúl se crearon a partir de paneles en estructura tipo panal de abeja, que combinan el sistema de espuma semirrígido Elastoflex y la pintura en espray Elastocoat. Esto permite incluso pararse sobre ellos sin deformarlos ni afectar su presentación.
Hay además propuestas que pueden parecer menores, pero que reflejan el compromiso, tanto de Citroën como de BASF por buscar soluciones que favorezcan el ahorro de recursos y la sostenibilidad; por ejemplo, la carcasa de la batería de este modelo eléctrico se protege de la corrosión con e-coat CathoGuard 800, producto ecoamigable al estar libre de estaño/HAPs y por su bajo contenido de solventes.
"Este innovador auto eléctrico contrarresta la tendencia de vehículos cada vez más pesados y complejos, al centrarse en la facilidad y la simplicidad. Demuestra cómo reducir el impacto medioambiental al mínimo, a la vez que devuelve la diversión de un vehículo eléctrico funcional", señala Laurence Hansen, Director de Producto y Estrategia de Citroën.
