Rolls-Royce está inmerso en una estrategia que le permita acceder a un nuevo perfil de clientes, más joven y moderno; para ello está en un proceso de evolución que lo aparte de ser concebido como un fabricante de auto para posicionarse como una “casa de lujo”. Como parte de ese proceso, hoy nos muestra su nueva identidad de marca.
La justificación de la marca son los cambios que ha experimentado en los últimos años, resumidos en una gama de cinco modelos y la introducción de Black Badge, el alter ego de la marca, gracias al cual ha podido rebajar la edad de los clientes a un promedio de 43 años. En ese contexto, la nueva identidad fue diseñada para atraer ese nuevo grupo de clientes y todo lo que representan en el mundo físico y digital.
“A medida que aumenta la presencia digital de la marca, nunca ha habido un momento más importante para que el lenguaje visual refleje nuestra posición como la marca de lujo líder en el mundo. Nos hemos embarcado en un viaje fascinante de modernización de nuestra identidad de marca, para hacernos eco de los cambios observados en nuestra cartera, la demografía de nuestros clientes, su estilo de vida y el mundo de lujo que los rodea", afirma Torsten Müller-Ötvös, CEO de Rolls-Royce.
El icónico Espíritu del Éxtasis, por ejemplo, adquirirá mayor protagonismo en la identidad de marca. Si bien la escultura permanece sin cambios, se convierte ahora en una ilustración que, cuando se representa en forma bidimensional, su dirección alterna de izquierda a derecha.
Con respecto a los colores, se buscó una paleta más expresiva y lujosa, que atrajera tanto a clientes masculinos como femeninos. Es así como se optó por tonos púrpura que, dice la marca, siempre han significado riqueza y poder. También se eligió el oro rosa metálico para complementar este color. En el caso de la gama Black Badge, ahora están salpicadas de ráfagas de color.
La insignia de la doble 'R' permanecerá sin cambios, debido a su fuerte posicionamiento como marca de lujo.