Fue anticipado por el ministro de Economía de Francia, Bruno Le Maire, hace unos días: la situación del grupo automotor francés no era la mejor, pero definitivamente no sabíamos hasta qué punto.
Por fortuna, y porque no había muchas opciones, el gobierno francés le otorgó a Renault una línea de crédito por cinco mil millones de euros (5.600 millones de dólares). Tales recursos se podrán retirar por completo o a plazos, con el fin de ayudarle al grupo a solventar sus problemas de liquidez. El crédito estará disponible hasta el 31 de diciembre del 2020.
Renault tiene un plazo inicial de 12 meses para pagar esta deuda, aunque hay una opción (bajo ciertas condiciones) de extender este plazo por tres años más. El gobierno francés, dueño actualmente del 15% del Grupo Renault, será garante de este préstamo, por el 90% de su totalidad.
El crédito bancario es facilitado por cinco bancos: BNP Paribas, Crédit Agricole, HSBC France, Natixis y Société Générale.
Este plan de emergencia se complementa con la estrategia trazada por la marca con respecto a la producción y desarrollo de sus productos. Esto incluye el cierre de plantas (según declaró el presidente de Renault-Sofasa, esto no afectará a la planta de Colombia), recortes en su plantilla de empleados (14.600, de 180.000), una capacidad de producción reducida en 700 mil unidades y una reestructuración completa de sus prioridades.
El fabricante francés también se favorecerá mucho de las sinergias que se logren con Nissan y Mitsubishi; por ende, su prioridad estará en vehículos eléctricos y comerciales, aparte de focalizar y liderar mercados (Suramérica o Europa), como marca principal que representa a la alianza. Esto también significa que Renault se retirará de algunos mercados o contará con una participación secundaria o menor.
