Los Ángeles, CA. Podrías pensar que, al tratarse de una división dedicada a versiones muy deportivas, las ventas de AMG se separarían un poco de la moda de las SUV que ha tomado control de la industria automotriz.
Pero en realidad es justo al contrario, al igual que sucede con M de BMW o Porsche, las SUV se han convertido en piedras angulares de la gama de producto de AMG.
En muchos casos, incluso son las SUV, las que permiten financiar el desarrollo de otros proyectos más para los puristas que al ser de muy bajo volumen, o por lo menos sabemos que así sucede con Porsche. Dicho de otra forma, de no ser por la Cayenne, probablemente el 918 Spyder jamás habría existido
Pero regresando a Mercedes-AMG, el 50% de sus ventas ya son SUVs, aunque todavía no resulta tan dramático como el dato que el 71% de las ventas en EU ya son SUVs. Pero la tendencia es clara.
Particularmente, el modelo que hoy nos ocupa, la Mercedes-AMG GLE 63 S 2021 (vaya nombre complicado) pertenece a la estirpe más longeva dentro de AMG, sus orígenes se remontan a 1999 cuando nació la ML 55, que llevaba bajo el cofre una mecánica V8 con 347 hp. Eso sí, aquella primera generación era muy contundente en recta, pero las curvas, bueno, todavía era algo que había que mejorar.
Poco más de veinte años después, la GLE 63 S se ha convertido en un monstruo que gracias a las inmensas cantidades de tecnología que posee, podría humillar a muchos autos que se precian de ser deportivos a pesar de ser un titán que ronda las dos toneladas y media. Y es que, es capaz de; acelerar, frenar y curvear de formas que cuesta creer.
¿Pero cómo lo lograron los ingenieros de Affalterbach?
Hay varias novedades en el apartado técnico, la primera y más importante, se trata de la primera aplicación en un AMG del motor V8 de 4.0 litros biturbo con sistema Mild Hybrid de 48 Volts, comparado con el V8 anterior, éste motor es más compacto, ligero y potente. Por su parte, la transmisión es la automática 9G Tronic de nueve velocidades.
Se trata de uno de los motores más excepcionales de la actualidad, el sistema de escape se encuentra ubicado en medio de la V para mejorar el flujo y proveer con mayor rapidez de aire a los turbocargadores twin-scroll.
La potencia se ubica en 603 hp y 627 lb-pie de torque, mientras que el sistema de 48 volts provee 21 hp y 184 lb-pie de torque. El EQ Boost, como Mercedes denomina a su sistema micro híbrido se encarga de numerosas funciones además de entregar potencia para aceleraciones.
Es responsable de gestionar de forma el funcionamiento del Start & Stop, labor que hace de forma imperceptible, controla la velocidad del motor a ralentí, para disminuir los consumos y mitiga por completo la falta de potencia cuando el motor de combustión aún no la ha desarrollado. Elimina por completo el turbo lag pues.
Ah, también provee la energía necesaria a la suspensión neumática activa y el sistema Active Ride Control. Que básicamente es una barra estabilizadora activa con un sistema de engranes planetarios de tres etapas que controla casi en su totalidad el roll de la carrocería al momento de curvear. Entonces, la GLE 63 S te permitirá doblar a toda velocidad prácticamente sin ladearse y eso, créeme que mejora mucho la sensación de confianza para ir rápido.
La suspensión mantiene de forma automática la altura de la camioneta sin importar la carga que lleve. Aunque dependiendo del modo de conducción la altura también varía, por ejemplo cuando está seleccionado “Comfort” la suspensión es más elevada y se rebaja 10 mm automáticamente al alcanzar velocidades de 120 km/h en adelante y regresa a su posición original cuando cae la velocidad a 70 km/h.
Sin embargo, si seleccionamos los modos “Sport, Sport+ o Race”, éste último una novedad para la versión AMG, esos 10 mm se rebajan de forma automática, mientras que la amortiguación se va endureciendo conforme pasamos a los modos más extremos.
Para los modos “Sand y Trail” se eleva 55 mm para rodar por caminos en mal estado y cuando superamos los 70 km/h se rebaja a la altura default.
La tracción es a las cuatro ruedas vía el sistema 4Matic+ que cuenta con distribución variable de torque y diferencial de derrape limitado. De manera natural, la potencia es enviada a las ruedas traseras, sin embargo, cuando es necesario un clutch controlado electrónicamente envía potencia al eje frontal de manera instantánea y luego va gestionando la entrega de torque de la mejor forma posible dependiendo de las condiciones tomando en consideración variables como: ángulo de la dirección, velocidad, aceleraciones laterales y longitudinales, la marcha engranada en la transmisión y la velocidad de rotación de cada rueda.
Por su parte, el sistema de frenos tenía que estar a la altura para detener un titán de 2.6 toneladas que puede acelerar de 0 – 100 km/h en 3.8 segundos. Para tales efectos, AMG dotó a la GLE 63 S de un sistema con discos de 400 mm y pinzas de seis pistones adelante, así como discos de 370 mm con pinzas de un solo pistón atrás.
Un sistema carbono – cerámico está disponible como opción, las pinzas en lugar estar pintadas en rojo, vienen en color dorado, aunque también son de seis y un pistón respectivamente.
En el interior, encontramos insertos de fibra de carbono en tablero que son opcionales, de serie vienen unos en terminación metálica. Los asientos forrados en combinación de cuero nappa y alcántara ofrecen excelente sujeción lateral, y además, cuentan con una función que agrega soporte lateral al curvear, inflando unas cámaras de aire ubicadas dentro los pétalos del asiento. Entonces, al girar a la derecha, el soporte lateral izquierdo del asiento se engrosa para mantener en posición óptima al conductor.
Lujo, deportividad y tecnología
El volante con inferior achatado va forrado en alcántara, aunque de manera opcional hay otro que cuenta con insertos en fibra de carbono. Hay dos nuevos mandos, del lado izquierdo del círculo central está un pequeño control con una mini pantalla para seleccionar rápidamente alguna función de la conducción como el sonido del escape, el ESP o la dureza de la suspensión, es una especie de acceso directo desde el volante que es configurable.
Al otro lado, hay un mando circular desde donde se puede elegir el modo de manejo, el centro del botón es una pantalla que indica mediante una letra, el modo seleccionado, “S” es Sport, “S+” es Sport Plus, “C” Comfort” y la banderita a cuadros es Race.
Evidentemente el MBUX con asistente virtual “Hey Mercedes” y las inmensas pantallas gemelas de 12” está presente, así como un Head Up display a color enorme y el navegador con realidad aumentada que es de las tecnologías más interesantes que he visto en tiempos recientes. Tanto así, que es en verdad el único sistema hasta ahora con el que no me dan ganas de poner Android Auto y usar Waze.
La experiencia a bordo es excelente, la calidad de materiales y armado son impecables y la atmósfera es lujosa, pero con toques de deportividad, como cabría esperar en un AMG.
Un deportivo de altos vuelos
Ya tras el volante, la Mercedes-AMG GLE 63 S 2021 es tanto una SUV familiar silenciosa, refinada, suntuosa y sofisticada, o bien, con cambiar modo Sport, una camioneta verdaderamente deportiva que podría humillar a muchos otros vehículos que se precian de serlo.
Es cierto que una gran cantidad de tecnologías, potencia y electrónica que posee, están ahí para logar ese comportamiento tan deportivo aun cuando es tan grande y pesada. Es decir, no serían necesarios, si para empezar se tratara de un auto ligero y pequeño.
Dicho de otra forma, a Mercedes-AMG simplemente no le importó en absoluto la filosofía de Colin Chapman.
Ya esperaba que la GLE 63 S acelerara con mucha fuerza, y vaya que lo hace, te pega al asiento con violencia y el sistema de tracción integral parece que hace magia poniendo efectivamente la potencia en el piso. La ruta elegida por la marca eran puras curvas, una tras otra y luego de conducir por algunos minutos, entendí por qué.
La idea era mostrar, más que la aceleración, la forma en que la GLE 63 S es capaz de plantarse, su capacidad de agarre que parece infinita y los frenos que se sienten incansables. Además, con un balanceo de la carrocería prácticamente nulo, potencia a raudales, así como una dirección rápida y precisa, en un instante te olvidas de la masa y altura que tiene.
Tuve oportunidad también de preguntar a los ingenieros su opinión sobre el enfoque de Porsche para las versiones más extremas de la Cayenne Turbo S, que ahora es plug-in hybrid.
En Mercedes, están convencidos que el sistema de 48 volts logra exitosamente cubrir perfectamente esos momentos en que el motor a gasolina no tiene suficiente capacidad de respuesta, y se ahorran el peso de una batería más grande.
Y francamente, después de manejar, cuesta mucho trabajo rebatir esta aseveración, la GLE 63 S empuja de forma brutal sin importar el régimen de giro o bajo que circunstancia se trate.