Según informes de medios brasileños, el organismo de evaluación de seguridad automotriz Latin NCAP adoptará pruebas más rígidas para el próximo período 2020-2023, iniciando dichas evaluaciones a partir del 10 de diciembre de este año.
Entre las nuevas valoraciones se contempla medir la estabilidad de los autos a través de la Prueba del Alce, que según los resultados obtenidos en muchos países donde se realiza, se traduce en muchos dolores de cabeza para los SUV y las pick ups.
Para lograr obtener una buena evaluación en este desafío, es obligatorio que el vehículo cuente con control de estabilidad; sin embargo, aun dicho sistema (que trabaja solidario con los frenos y el ABS) no garantiza que los autos logren una buena calificación.
La Prueba del Alce debe su nombre a que fue creada por Volvo en Suecia a principio de los años 80, precisamente para probar los sistemas de asistencia que intentaban evitar los accidentes que se producían por el continuo cruce de estos grandes animales por las vías rurales suecas.
Lo normal en estos casos es que el conductor ejecute una maniobra evasiva, que muchas veces no termina bien, puesto que el auto puede volcar en el intento, o logra evitar el choque con el animal, pero no puede regresar al mismo carril y termina impactando con alguien que viene en sentido contrario.
Las evaluaciones son realizadas a velocidades graduales entre 30 km/h y 70 km/h, para así llevar las suspensiones al límite cuando se producen transferencias de peso tan marcadas, como las que se generan en esta maniobra, que se realiza hacia uno de los lados y luego regresando el auto a su carril original para no colisionar contra un segundo obstáculo. Lo único cierto es que los autos sin asistencias de frenado suelen fallar la prueba estrepitosamente.
