A propósito de los 50 años de la llegada del hombre a la Luna, pocos saben que Ford jugó un papel vital en esta importante gesta de la humanidad. Todo el equipo que hizo posible la misión (incluyendo la transmisión de audio de regreso a Houston y las transmisiones de radio y televisión) fue posible gracias al desempeño del fabricante de automóviles en la construcción y el mantenimiento del Centro de Control de la Misión de la NASA en Houston, Texas.
Esta historia de cómo Ford formó parte de la llegada del hombre a la Luna tiene un gran antecedente. Todo comienza con Philco, fundada en 1892 para producir lámparas de arco de carbón, luego pasaría a la producción de baterías, radio y televisión. En 1953, los ingenieros de esta empresa inventaron el transistor de barrera de superficie, primer transistor de alta frecuencia que permitió el desarrollo de los computadores de alta velocidad. El esfuerzo de Philco por perfeccionar el transistor lo llevó a trabajar con las Fuerzas Armadas de Estados Unidos y la NASA, pero en 1960 las dificultades financieras obligaron a la compañía a buscar un comprador externo.
Por ese entonces, en su deseo de expandir su oferta de productos más allá de la industria automotriz, Ford estaba intrigada por el acceso a nuevas e innovadoras tecnologías diseñadas por Philco, así que compró la compañía en 1961 y conformó la división Philco-Ford.
Dos años después de la adquisición, la compañía se enfrentó con gigantes de la tecnología como IBM, RCA y AT&T en un intento por implementar el Centro de Control de Misiones en el nuevo Centro Espacial Tripulado de Houston. Aunque Philco-Ford fue considerado un participante secundario en el proceso, finalmente se le otorgó el papel de contratista principal.
Dentro de las responsabilidades de Philco-Ford había una gran lista, que abarcaba el diseño de sistemas de hardware y software para resolver problemas que nunca antes se habían experimentado, además de la fabricación, instalación, puesta en marcha y pruebas del centro de control, incluyendo datos y enlaces de control a los sitios de seguimiento remoto de la NASA.
Esencialmente, lo que la NASA necesitaba para asegurar un aterrizaje en la Luna en la década de 1960 era una importante capacidad de toma de decisiones asistida por computador que nadie tenía cuando Philco-Ford logró el contrato. El Centro de Control de Misión se construyó en unos 24 meses, justo a tiempo para llevar a cabo la misión Géminis 3 en marzo de 1965, y estaba en pleno funcionamiento meses después, cuando todas las operaciones de control de la misión se trasladaron del Cabo Kennedy al Centro Espacial Tripulado de Houston.
Además de diseñar y construir el centro de control, Philco-Ford se encargó de proporcionar personal de apoyo técnico y de ingeniería durante la construcción y las operaciones en curso. Para cada misión, los diseños del sistema se actualizaron, algunos de los cuales requirieron hasta dos millones de cambios en el cableado.
El viaje a la Luna
Philco-Ford estuvo involucrado en todas las misiones Apolo, pero dos destacan por su complejidad; una fue la misión Apolo 8, que incluyó la primera nave espacial en orbitar la Luna y regresar a la Tierra. Esta misión supuso serios desafíos para el personal y el equipo del Centro de Control de Misión, porque las señales y los datos se perderían a medida que la nave se situara detrás de la Luna durante la órbita lunar.
Había dudas sobre cómo se volvería a captar la señal, pero el equipo funcionó perfectamente e incluso permitió a los astronautas realizar varias transmisiones desde el espacio, incluyendo un mensaje de paz en la víspera de Navidad de 1968.
La otra misión relevante fue la realizada en julio de 1969, cuando todo el mundo estaba pendiente del Apolo 11. El trabajo de Philco-Ford y del personal de Control de la Misión fue aún más complejo debido a la naturaleza sin precedentes de la misión. Mientras todos aguantaban la respiración el 20 de julio, el descenso a la superficie lunar era transmitido en directo para todo el mundo.
La vida después del “Gran Salto”
El papel de Philco-Ford con el Control de Misiones continuó a medida que las misiones Apolo dieron paso a los proyectos Skylab, Apolo-Soyuz y eventualmente al Trasbordador Espacial. Renombrada como Ford Aerospace and Communications Corporation en 1976, la compañía también comenzó a proporcionar servicios adicionales en comunicación satelital, incluyendo sistemas de información de alta velocidad con satélites de comunicación y ambientales. A principios de la década de 1980, Ford Aerospace había construido más de la mitad de los satélites de comunicaciones en órbita.
En 1990, Ford Motor Company salió del sector aeroespacial cuando Ford Aerospace fue vendida a Loral Corporation, pero el mismo espíritu de curiosidad e innovación que impulsó sus esfuerzos aeroespaciales sigue presente hasta la fecha en la marca del óvalo azul.