En la política, el deporte, los negocios, el trabajo, los matrimonios y en general en la vida cotidiana el automóvil siempre ha estado presente, acompañando a las familias de todo el mundo, evocando recuerdos y proyectando la materialización de los sueños.
“Más que un lujo es una necesidad” dirían algunas generaciones, pero también en un hobby que invita a coleccionar revistas, automóviles a escala y hasta clásicos que encierran importantes historias.
Basta con llegar a Detroit para sentirlo, no sólo porque es la cuna de la industria automotriz en el mundo, con importantes fábricas y majestuosos edificios que llevan alguna marca reconocida de automóviles, sino por la existencia de uno de los museos más grandes e importantes del mundo automovilístico: El Henry Ford, donde grandes y chicos viven la historia del automóvil, se toman fotos con los diferentes modelos y conocen la forma en que se movilizaron los más reconocidos personajes del mundo.
Situado a las afueras de Detroit, en la ciudad de Dearborn, estado de Míchigan, donde está la sede central de Ford, los centros de investigación y desarrollo, la pista de pruebas y la fábrica Ford River Rouge Complex, el Museo de Ford invita a tener contacto con el pasado, a vivir el presente e imaginarse el futuro.
Cada salón revive una época diferente y deja ver cómo era el estilo de vida desde los primeros años del Siglo XIX hasta hoy. Además de automóviles, hay locomotoras, aviones, limusinas, máquinas industriales y hasta juegos interactivos para entender importantes descubrimientos ligados a la ciencia y la física.
Uno de los espacios que más impacta a los visitantes es la exposición de automóviles presidenciales, que fueron utilizados por George W. Bush, Ronald Reagan, Jimmy Carter, Richard Nixon y Franklin D. Roosevelt, entre otros.
Llama especialmente la atención el elegante Lincoln Continental Convertible -1961-, que transportaba a John F. Kennedy en el momento en que fue asesinado, así como la incomparable colección de artefactos que representan un cambio poderoso en el mundo, como el autobús en el que Rosa Parks tomó una posición por los derechos civiles, la cama de campamento que usaba George Washington durante su recorrido por los sitios de la Guerra Revolucionaria y la silla en la que Abraham Lincoln estaba sentado la noche que le dispararon.
Sin embargo, Detroit no es el único sitio para sentir la pasión por el mundo automotor. Ayer se abrieron las puertas del New York Intenational Auto Show, donde Autocosmos estará presente para transmitir lo que sucede en este gran escenario y las más importantes tendencias en tecnología y diseño automotor.