A medida que evoluciona el automóvil, ha existidogran cantidad de invenciones que han hecho que la conducción sea más cómoda, segura, eficiente y veloz. No obstante que la lista de tecnologías es monumental, hay inventos que han marcado historia por ser un parte aguas dentro de la industria automotriz.
Uno de esos artificios preponderantes en los más de 100 años de la evolución del automóvil es el sistema de frenos anti-bloqueo -ABS- creado en conjunto por Merrcedes-Benz y Bosch en 1978. Como suele suceder con la mayoría de las tecnologías impuestas en los vehículos de producción en serie, el ABS debutó en un automóvil de lujo, el Clase S, para después irse masificando en la mayoría de los modelos.
Aunque ya existían soluciones similares en aviación (antideslizamiento) y en los ferrocarriles (protección antideslizante Knorr), el automóvil era un sistema muy complejo con demandas especialmente altas en sensores, procesamiento de señales y control. Por ejemplo, los componentes necesarios para registrar la desaceleración rotacional y la aceleración de las ruedas sin error, incluso al tomar una curva, en superficies irregulares y en condiciones muy sucias.
Para tener una idea de lo significante que es tener este sistema de seguridad en el automóvil, es que la mayoría, sino es que todos, los países de primer mundo exigen dentro de sus normativas gubernamentales que todos los vehículos nuevos lo equipen de serie. Otra razón por la cual ABS fue tan sensacional en su debut, es que marcó el comienzo de la era de la tecnología digital en los vehículos.
¿Para qué sirve?
Básicamente, el sistema de frenos anti-bloqueo tiene la función de mantener un control total sobre la dirección del automóvil incluso en frenadas de emergencia, ya que, como su nombre lo dice, las ruedas no se bloquean.
¿Cómo funciona?
En sí, todo el ABS utiliza una computadora para controlar el cambio en la velocidad de rotación de cada rueda durante el frenado. Si la velocidad disminuye demasiado rápido (como cuando se frena en una superficie resbaladiza) y la rueda corre el riesgo de bloquearse, la computadora reduce automáticamente la presión del freno.
Posterior a ello, la rueda acelera nuevamente y la presión del freno aumenta de nuevo, frenando así la rueda. Este proceso, que se repite continuamente, es realizado en cuestión de milisegundos. Gracias a esta maniobra en donde es posible entregar la máxima fuerza de frenado, los neumáticos no se derrapan, algo demasiado útil en superficies húmedas, heladas, nevadas o desafiantes.
Así es en la actualidad
Además de ser un sistema de alta seguridad per se, con el paso del tiempo el ABS ha sido fundamental en el desarrollo de nuevas tecnologías gracias a los sensores que integra. Algunos de las tecnologías que dependen de los frenos antibloqueo está el electrónico de estabilidad ESP, el asistente de fuerza de frenado y el control de crucero adaptativo.