Las marcas de carros tienen una íntima historia que va relacionada con la aeronáutica, éstas fueron distinguidas por construir los mejores motores para aviones –en su momento-, antes que recibir algún halago por el impulsor de un auto.
Y en varios casos, la aviación fue su primera fuente de trabajo. Tal como le ocurrió a Rolls-Royce y BMW.
Un poco de historia
A mediados de los 50´s, Porsche no dudó en experimentar con uno de sus mejores propulsores para auto –bóxer de cuatro cilindros 356, refrigerado-, para que éste le sirviera a un avión.
De ahí nació el motor para aviones Porsche 678 que tenía una potencia de 52-72 HP, y una rica historia en la fabricación de impulsores por parte de Porsche.
La marca de Stuttgart quiso seguir en el mundo de la aeronáutica y fue cuando en la siguiente década tuvo uno de sus más grandes retos: impulsar el prototipo Putzer Elster –avión que después de la Segunda Guerra Mundial, disfrutó de las mieles del éxito-.
Después de varios análisis, este avión no vio la producción en serie con un motor Porsche
En ese momento, Porsche se alejó de los aviones – aunque el cosquilleó estaba ahí- y se concentró en cómo desarrollar sus autos deportivos, objetivo que cumplió con creces.
Tiempo de regresar
Tras 20 años de ausencia, Porsche intentó volver al mundo de los motores de avión. Esta vez, los ingenieros de la marca alemana tomaron el bóxer de seis cilindros de los 911, que desde hace unos años estaban causando sensación.
Fue como a finales de 1983 los vuelos de prueba comenzaron para el motor Porsche PFM 3200. Este impulsor tenía un rango de potencia de 204 a 220 hp, contaba con doble encendido y dos alternadores, entre otras novedades.
El “Mooney”, como era popularmente conocido, consumía sólo 35 litros por hora, en lugar de los 50 litros por hora de un motor de pistón tipo Lycoming.
Leyenda viviente de Porsche
Si hay alguien en el mundo que cuida y aprecia los motores para aviones, pero sobre todo los de Porsche, ese es Uwe Sauter, todo un experto en la materia. Hace más de 30 años que Sauter se integró en el desarrollo de este tipo de propulsores.
Pero desde 1992, cuando abandonó a la marca germana, ha dedicado su vida al cuidado de los 22 motores que aún existen de los casi 80 construidos en todo el mundo.
Su pasión por los aviones y volar, hace que de vez en cuando Sauter reúna a los pilotos más fieles de Porsche, para ver un clásico desfile de aviones en el aeropuerto de Heubach, Stuttgart.
En 2016, se pudieron observar más de 10 joyas de Porsche en este escenario, equipados con el motor PFM 3200. Dentro de este Top 10 se encontraba el Putzer Elster, Scheibe Sperling, dos antiguos aviones experimentales Weissach; el Weissach Mooney, y Mooney, entre otros.
La aviación, como era de esperarse, tiene un lugar de privilegio en el Museo Porsche y desde el 2010, las obras de arte que han hecho historia con la marca teutona, han sido restauradas –como el Putzer Elster B-, y exhibidas al público.