La realidad de la accidentalidad vial en Colombia se evidencia en las estadísticas recopiladas por las autoridades, según las cuales, desde hace varios años ocurren más muertes por accidentes de tránsito que por el conflicto armado.
Prueba de ello lo dice el informe Forensis de 2015, el cual da cuenta de que en 2014 hubo 6.402 muertes en las calles y carreteras del país, mientras que se atribuyen 12.626 homicidios, de los cuales el 14,4% (1.818 casos) responde a la violencia sociopolítica.
Este apabullante cuadro debería significar un necesario cambio de actitud de todos los actores de la vía porque, por más falencias que haya en infraestructura, nada justifica las víctimas que por imprudencia, desconocimiento o falla mecánica del carro entristecen a tantas familias.
Teniendo lo anterior en cuenta, Cesvi Colombia ha recopilado cinco malos hábitos de los conductores colombianos que, en caso de corregirse, seguramente reducirían tan macabras cifras. En esta primera entrega, lo básico:
Mire bien adelante
Si bien no hay estadísticas específicas de este hábito en Colombia, se puede considerar que por no mirar adelante se generan accidentes por atropellamiento. Esto implica una cifra que deja 9.016 lesionados y 1.755 muertes al año.
El punto es que utilizar un tiempo de anticipación visual de 15 segundos es tan simple como mirar lo que hay en el lugar en que estará en ese mismo tiempo (entre 100 y 150 metros). Cuando sea posible, duplique su tiempo de anticipación visual a 30 segundos viendo tres cuadras hacia adelante en calles rectas y planas, y entre 300 y 500 metros hacia adelante en carreteras.
La mirada y el cerebro deben estar en constante monitoreo de identificación de peligros potenciales en el camino hacia adelante o de luces de tráfico distantes, y del control de la velocidad para tener tiempo de reacción ante alguna eventualidad, así como para evitar infracciones de tránsito.
Tampoco conviene realizar arranques bruscos porque, además de no advertir peligros en la parte frontal del vehículo, se gasta combustible en exceso, tiempo, frenos, llantas y transmisión.
En conclusión, mirar hacia adelante permite transformar las imágenes focalizadas o rutinarias en visión alerta, profunda y periférica y, de este modo, la identificación de peligros que causen accidentes.