La experiencia de otros países en el tratamiento de los focos con alta tasa de accidentes, nos sirve para entender y tratar este problema, que deja una alta cifra de muertos en el país.
Tan sólo en Colombia el año pasado más de 6.000 personas perdieron la vida en más de 40.000 accidentes de tránsito reportados.
Dentro del análisis del lugar y la frecuencia aparecen ciertas zonas donde los accidentes se repite de tal forma que se les denomina Puntos Negros.
Un punto negro hace referencia a las ubicaciones que tienen un alto riesgo de que ocurran accidentes de tránsito, es decir, la intersección o vía que registra por lo menos cuatro accidentes de tránsito o presenta un accidente fatal en el lapso de un año. Esta cantidad de accidentes está definida como un promedio en otros países.
La importancia de identificar los puntos negros radica en que al ubicar los lugares donde se produjeron accidentes de tránsito con mayor frecuencia, se puede proceder a la evaluación e identificación de las posibles causas técnicas y, de esa manera, se propongan medidas correctivas acordes a cada situación y así trabajar en la disminución del grado de accidentes y las consecuencias que se derivan de los mismos.
Es evidente que las autoridades de tránsito sí han ubicado algunos puntos negros a lo largo de la red vial del país, al punto de que no son extraños los avisos de Alto Riesgo de Accidente; sin embargo, cuando ese aviso dura años sin la toma de medidas claras para reducir la accidentalidad bien se puede hablar de otro tipo de fenómeno que debería ser objeto de investigación por parte de las autoridades de control.
Más allá de señalar culpables, el objeto de este artículo es mostrar la experiencia de otros países en la toma de medidas de bajo costo para contrarrestarlos.
En este caso, Cesvi Colombia se apoyó en la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito de Chile, país similar a Colombia que ha logrado avanzar grandes pasos en la lucha contra este serio problema gracias al trabajo integrado de las instituciones responsables de la movilidad, su política y su fiscalización.
Metodología para la identificación y tratamiento
En general, la metodología que se sugiere en otros países para el tratamiento de punto negros consta básicamente de las siguientes etapas.
Esta se basa en la “metodología de tratamiento de puntos negros” recomendada por el Laboratorio de Transportes de Inglaterra para países en desarrollo, y en la experiencia de su aplicación en nuestra realidad local.
-Recopilación de información de accidentes. Esta información debe ser recolectada por los agentes de tránsito a través del croquis. Debe contener como mínimo ubicación geográfica, consecuencias, tipo de accidente, tipo de cruce o tramo, condiciones de la vía, estado atmosférico y luminosidad, identificación de las personas involucradas, entre otras.
-Identificación de puntos negros. Los croquis deben relevar la información, ojalá georreferenciada y registrada en función de su gravedad mediante el uso de una nomenclatura de colores para diferenciar los accidentes fatales (en rojo), los graves (en naranja), y leves (en amarillo).
-Selección de sitios por tratar. Por lo general se deben priorizar aquellos sitios que presenten mayor accidentalidad. Consignar la gravedad de los accidentes permite determinar el nivel de accidentalidad de cada sitio para así priorizar el tratamiento de aquellos con tasas más altas. El nivel de accidentalidad de un sitio se determina sumando los accidentes ponderados según su gravedad. Se recomienda ponderar los accidentes con los valores de 3 para accidentes fatales, 2 para accidentes graves y 1 para accidentes leves.
-Identificación de factores viales contribuyentes a los accidentes. Para esto conviene tabular la información, analizar el croquis, aplicar las listas de chequeo de relevamiento de la información del accidente (para que no se olvide nada) y consultar con otros usuarios de la vía.
-Identificación de medidas correctivas. A pesar de que no existe un recetario para solucionar los puntos negros, las medidas correctivas pueden ser de tres tipos o de la combinación de ellos: Eliminar el conflicto, mejorar la velocidad y reducir la velocidad.
La importancia de identificar los puntos negros radica en que al ubicarlos se pueden evaluar e identificar las causas técnicas, proponer medidas correctivas y disminuir el grado de accidentes y sus consecuencias.
Por ejemplo, las curvas de una vía principal alrededor de un cerro obstruyen la visibilidad de un cruce de peatones. Los registros de accidentes muestran ocurrencias entre peatones y vehículos, lo cual podría sugerir exceso de velocidad como un factor clave de la accidentalidad.
El problema es el conflicto peatón/vehículo, al cual contribuye enormemente la mala visibilidad y el exceso de velocidad. Las soluciones potenciales Pueden ser: desde el punto de vista de los conductores, sería preferible eliminar el conflicto y no permitir que los peatones crucen; los peatones preferirían que se redujera la velocidad, pero los conductores y la movilidad se sentirían afectados; mejorar la visibilidad puede ayudar tanto a peatones como a conductores, pero podría resultar en un incremento de la velocidad.
Para conciliar los diferentes intereses se debe considerar los flujos de tránsito vehicular y peatonal, y los costos y beneficios de las medidas correctivas.
Las posibilidades de cada una de las soluciones potenciales serían:
-Eliminar el conflicto, evitando el cruce de los peatones o protegerlos mientras cruzan.
-Mejorar la visibilidad, moviendo el cerro o el cruce.
-Reducir la velocidad, bajando los límites de velocidad o instalando reductores u otro medio físico.
El contraste de alternativas puede apreciarse en el caso de las dos soluciones para mejorar la visibilidad. Se puede decir que, si el problema es que el cruce no se puede ver, entonces debiera moverse el obstáculo, es decir, mover el cerro. Podría ser igualmente efectivo, y más económico, reubicar el cruce a un lugar donde pueda ser visto con mayor facilidad. No hay nada sofisticado o técnico: solo hay que pensar en soluciones alternativas para el problema.
En cuanto a la ejecución de las medidas es vital la consulta interinstitucional para verificar acciones de otros entes del Estado en ese sitio y evitar choques o retrabajos. Por último, se recomienda realizar seguimiento durante el año siguiente a la implementación del correctivo.