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Industria

Mientras Occidente frena la electrificación, China amplía su dominio en autos eléctricos

Las marcas occidentales recortan sus inversiones en desarrollos eléctricos por costos y rentabilidad, mientras que el gigante de Oriente ya abarca más del 60% del mercado global de vehículos a baterías.

Mientras Occidente frena la electrificación, China amplía su dominio en autos eléctricos

La carrera por la electrificación global ya no avanza en línea recta. Mientras China acelera y consolida su dominio, los fabricantes occidentales comienzan a replantear tiempos, inversiones y objetivos. No es una retirada total, pero sí una corrección estratégica marcada por cifras poco alentadoras.

El caso más claro es Ford, que abandonó el desarrollo de una pick-up 100% eléctrica y asumió una pérdida contable cercana a los 19.500 millones de dólares, reconociendo que su división de vehículos eléctricos (EV) aún no es rentable. Por su parte, General Motors redujo su producción de EV y extendió la vida comercial de sus plataformas de combustión e híbridas. Volkswagen también evalúa mantener motores a gasolina más allá de lo previsto originalmente.

El problema central está en los números: en Estados Unidos, la eliminación o reducción de incentivos fiscales para vehículos eléctricos, que podían alcanzar hasta 7.500 dólares por unidad, enfrió la demanda. Al mismo tiempo, los EV siguen siendo entre 20% y 30% más costosos que sus equivalentes a combustión, presionando márgenes y volumen.

Autos chinos

En contraste, China controla más del 60% del mercado global de vehículos eléctricos y cerca del 75% de la producción mundial de baterías de litio. Marcas como BYD ya superan los tres millones de unidades electrificadas vendidas al año, con costos más bajos gracias a su integración vertical y fuerte respaldo industrial.

Europa, Canadá y Reino Unido también han comenzado a flexibilizar sus mandatos de electrificación, ajustando fechas límite y permitiendo una transición más lenta. Hoy la rentabilidad inmediata vuelve a pesar más que las promesas de electrificación total.

El dilema para Occidente es evidente. Seguir vendiendo modelos a combustión en el presente mantiene los ingresos, pero ceder terreno tecnológico puede costar el liderazgo mañana. La electrificación no se detiene, pero la ventaja, por ahora, habla chino.

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