Fuentes no reveladas, informaron al periódico The i que el personal que trabaja en la base de inteligencia de defensa de la RAF Wyton, en Cambridgeshire, principal base de inteligencia de defensa del Reino Unido, recibió instrucciones de estacionarse a al menos tres kilómetros de distancia, si conducen un vehículo con componentes chinos.
También se recomendó al personal evitar conversaciones oficiales dentro de vehículos eléctricos procedentes de China, debido a la preocupación en temas de seguridad, pues creen que el gigante de Oriente pudiera estar utilizando sus vehículos para espiar al Reino Unido.
Esta medida se implementó debido al temor de que el navegador y los sensores de los vehículos pudieran recopilar información del entorno e incluso rastrear los movimientos de los ocupantes.
Esta información llega poco después de que se les dijera a los jefes militares que se abstuvieran de mantener conversaciones delicadas dentro de vehículos chinos, ya que les preocupa que los micrófonos ubicados dentro del automóvil, que se supone deben usarse para la activación de voz y llamadas telefónicas, podrían ser utilizados por el estado chino para espiar.
La prohibición no solo afecta a los vehículos eléctricos chinos, sino también a otros modelos de fabricantes europeos que pudieran utilizar componentes chinos. Sin embargo, son las marcas del gigante de Oriente las que están en el punto de mira. Ante un cuestionamiento directo del medio británico Auto Express al conglomerado chino BYD, sobre si quería desmentir las acusaciones, la marca optó por no hacer comentarios.
El Ministerio de Defensa británico tampoco desmintió estos rumores. Mientras tanto, el gobierno ha recibido fuertes críticas por el uso de vehículos eléctricos chinos. Estas medidas parecen sacadas de una película de Hollywood; sin embargo, en una época en la que la tecnología puede tener los peores usos imaginables, todo resulta creíble.
