La reelección de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos desata preocupaciones en la industria automotriz mexicana. Una de las principales amenazas es la imposición de aranceles de hasta el 25% a los vehículos importados desde México, medida que podría desestabilizar el comercio bilateral y poner en jaque uno de los sectores más dinámicos de la relación económica entre ambos países.
El sector automotor es la columna vertebral del comercio entre México y Estados Unidos. Según datos recientes, el intercambio comercial bilateral alcanzó los US$560.000 millones entre enero y agosto del 2024, un incremento del 5,2% respecto al mismo periodo del 2023. Sin embargo, las políticas proteccionistas de Trump, incluyendo la posible renegociación del T-MEC, amenazan con alterar esa dinámica.
La industria automotriz mexicana no solo abastece vehículos completos, sino que también es un proveedor clave de autopartes, ocupando el primer lugar como exportador de estos componentes hacia Estados Unidos. Este flujo constante podría verse afectado por los aranceles, que encarecerían los productos y reducirían la competitividad de las armadoras manitas.
Además de los aranceles, Trump ha propuesto endurecer los controles fronterizos, lo que incrementaría los tiempos de espera y los costos logísticos para las empresas mexicanas. Estas barreras adicionales no solo afectarían a las grandes ensambladoras, sino también a cientos de proveedores que dependen del comercio transfronterizo.
Las empresas también enfrentarían desafíos en sus cadenas de suministro, especialmente aquellas que dependen de componentes importados de Asia. Estas piezas, esenciales para la producción de vehículos, podrían quedar atrapadas en un sistema más rígido y costoso.
A pesar de las tensiones, la transición hacia la electromovilidad representa una oportunidad para México. El país es un jugador clave en la producción de autopartes para vehículos eléctricos y podría aprovechar esta posición para mitigar los impactos de las políticas de Trump. México ha demostrado ser resiliente en el pasado y podría responder diversificando sus mercados y fortaleciendo alianzas con otras naciones; sin embargo, esto requerirá esfuerzos coordinados entre el gobierno y las empresas para adaptarse a un entorno global más volátil.
La posible imposición de aranceles por parte de Trump no es solo una cuestión económica; también es un movimiento político que busca reafirmar su política de “America First”. Sin embargo, la interdependencia entre las economías de México y Estados Unidos hace que estas medidas sean un arma de doble filo. La tierra de los aztecas tiene en sus manos la oportunidad de reinventarse y fortalecer su posición en el mercado global. La clave estará en su capacidad para diversificar su comercio, mejorar la competitividad de sus empresas y posicionarse como líder en sectores emergentes, como la electromovilidad.
No más subsidio eléctrico
Otra de las razones por las que la industria automotriz está en alerta, es porque Donald Trump quiere acabar con las ayudas a la compra de vehículos eléctricos (EV). Para ello, habría pedido a su equipo de transición eliminar el crédito fiscal de 7.500 dólares que se le otorga a los usuarios para amortizar el costo de un EV. Esta medida podría afectar significativamente la transición hacia los autos eléctricos en Estados Unidos.
Tras esta noticia, las acciones de Tesla cayeron 6%, mientras que Rivian y Lucid, competidores más pequeños, sufrieron pérdidas por encima del 14%. Estas reacciones de los mercados reflejan el impacto potencial de la medida en la industria.
Aunque la derogación del subsidio perjudicaría a todos los fabricantes, consultado Elon Musk, indicó que la eliminación del subsidio afectaría mínimamente las ventas de Tesla, debido a sus ventajas en los costos de producción y una posición de liderazgo en el mercado, pero sería “devastadora” para grupos como General Motors, Ford y Stellantis.
La eliminación de estas ayudas dificultaría alcanzar la rentabilidad, puesto que los fabricantes tradicionales, como General Motors, Ford o Stellantis, dependen de los créditos para sostener la producción de vehículos eléctricos y atraer usuarios.
Obviamente que se han escuchado voces críticas a esta posible medida, una de ellas es la de Gavin Newsom, gobernador del estado de California, quien indicó que reactivará sus propios programas de subsidio estatales para vehículos eléctricos si Trump elimina los actuales incentivos fiscales federales.