Latinoamérica comienza a destacarse en la agenda global de la transición energética, proceso que marca una transformación hacia fuentes de energía más sostenibles, limpias y tecnológicamente más avanzadas. De hecho, la región avanza en los primeros lugares hacia una economía baja en carbono, una meta que se alinea con los compromisos globales de reducción de emisiones y adaptación al cambio climático.
Según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA, por sus siglas en inglés), más del 60% de la capacidad energética en Latinoamérica proviene de fuentes renovables. En ese sentido, países como Colombia han alcanzado un promedio de casi el 70% en energía hidráulica, eólica y solar.
De igual forma, el organismo destaca que, frente a los retos del cambio climático, la región acelera la diversificación de sus fuentes de energía y mejora su eficiencia energética para reducir la dependencia de los recursos hídricos con el fin de garantizar un suministro sostenible.
La estrategia de transición energética en la zona va más allá de la sostenibilidad medioambiental, pues se ha convertido en un motor de desarrollo y creación de empleo. Esto, a su vez, es un gran motivador para impulsar en la región la implementación de la movilidad con vehículos híbridos enchufables y eléctricos.
IRENA y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estiman que, en los últimos cinco años, la inversión en infraestructura renovable generó más de 1,2 millones de empleos en Latinoamérica. Este crecimiento continúa a medida que los países amplían sus capacidades de generación y almacenamiento de energía limpia, lo que respalda un cambio sostenible en la región.
Así mismo, el cambio hacia energías renovables ofrece beneficios sociales y económicos directos. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el impulso de las energías renovables podría reducir hasta un 30% las tarifas de energía para los consumidores en los próximos diez años.
La tecnología, aliada en la transición
El papel de la tecnología ha sido fundamental en ese proceso; por ejemplo, con su unidad Digital Power, la multinacional Huawei procura que las empresas, las industrias y los hogares puedan reducir el costo de su factura de luz con el uso de energías renovables, así como mejorar su acceso y fomentar la sostenibilidad a largo plazo.
FusionSolar, línea insignia en energía fotovoltaica de Huawei, se diseñó para optimizar la generación de energía solar mediante el uso de tecnologías como la inteligencia artificial. Esta solución se adapta a usuarios residenciales y comerciales, lo que permite que más personas y empresas accedan a una energía limpia y rentable.
El conglomerado oriental indica que, a nivel global, Digital Power ha ayudado a sus clientes a generar un total de 1.109,5 mil millones de kWh de energía verde, ahorrar 61.360 millones de kWh y reducir las emisiones de CO₂ en 527 millones de toneladas, el equivalente a plantar 719 millones de árboles.
En el caso de Colombia, Huawei ha contribuido en más de 30 proyectos a la generación de 1,5 GW, lo que equivale a suministrar energía a 150.000 de hogares, con lo que se demuestra cómo la energía solar puede generar un impacto significativo en la sociedad y en las industrias.