Como bien sabemos, los perros son mucho más susceptibles al ruido que los humanos; de hecho, pueden escuchar a una distancia cuatro veces superior a nosotros. Basta con decir que su oído es cuatro veces más afinado y puede registrar 35.000 vibraciones por segundo.
Tener un oído tan afinado les confiere ventajas en temas de supervivencia, pero en ambientes urbanos, donde la presencia de vehículos motorizados es una constante, lo que es una ventaja se llega a convertir en una molestia para su sentido de percepción.
Justo para entender un poco más a nuestros amigos peludos, CarGurus en conjunto con la Universidad de Lincoln, Reino Unido, realizaron un estudio en el que básicamente se llega a la conclusión de que los autos eléctricos, son mucho más amigables con nuestras mascotas.
El estudio CarGurus Dogs and EVs se publicó en revistas científicas internacionales y se realizó en 20 perros con observaciones científicas y mediciones biométricas, durante viajes de 10 minutos a bordo de automóviles Diésel y luego en automóviles eléctricos.
Todos recorrieron la misma ruta en los mismos tipos de vehículos, los cuales no fueron revelados, centrándose únicamente en las reacciones del animal ante el ruido provocado por el motor Diésel y el propulsor eléctrico.
Aunque la investigación no lo revela, es posible que el estudio haya utilizado el mismo modelo de automóvil, pues algunas marcas en Europa tienen productos con ambos motores, lo que facilita el análisis.
Como sea, la Dra. Daniel Mills, profesora de Medicina Veterinaria del Comportamiento en la Universidad de Lincoln, descubrió que los perros se sentían más estresados en los automóviles Diésel.
Algunos de los perros tenían signos de mareo por movimiento y los síntomas se redujeron notablemente en un automóvil eléctrico.
Al respecto, Mills comenta: “Sabemos que la mayoría de los perros viajarán en automóvil en algún momento de sus vidas, si no todos los días. Sin embargo, a medida que los vehículos eléctricos se vuelven más frecuentes entre los conductores, hasta ahora no se han realizado estudios de sus efectos en los perros”.
En el estudio, 50% de los perros se mostraron más inquietos en los autos Diésel mucho antes de la mitad del viaje. Además, los dueños de perros informaron sobreexcitación (58 %), ansiedad (48 %) y náuseas (44 %) cuando viajaban en automóvil.
En la comparación entre autos Diésel y eléctricos, dijeron que las mascotas se sentían más tranquilas (39%), menos ansiosas (42%) y gemían menos (45%) en el segundo.