En el marco del camino que toma la industria automotriz hacia la movilidad cero emisiones, en los últimos años la Unión Europea trabajó para prohibir la venta de vehículos a combustión, norma que oficializó hoy, luego de ser aprobada por las distintas instituciones que la componen. En concreto, el año marcado para el final de la comercialización de modelos a gasolina, Diésel e híbridos en el “Viejo Continente” es el 2035.
Durante el tratamiento de la norma, que demandó algunos años, varios países no se mostraron totalmente de acuerdo. Por ejemplo, Italia trabajaba desde finales del 2021 en una posible modificación, que eximiera de la fecha final a automotrices de nicho, como Ferrari o Lamborghini. ¿La causa? Ambas marcas no podrían adecuarse a la norma, debido a que su caudal de producción es mucho menor al de una firma de producción masiva y, por ende, sus ingresos no serían los suficientes para renovar sus procesos de producción, de cara a su arribo al mundo eléctrico.
La postura de Italia la acompañaron otras naciones, como Alemania, otro de gran peso en la industria automotriz del continente. Finalmente, y tras realizar algunas concesiones para las marcas de bajo volumen con respecto a normas a aplicarse antes del final de esta década, la Unión Europea decidió modificar, en un punto clave, el proyecto definitivo. Veamos en qué cambió.
Los motores a combustión seguirán
La Unión Europea flexibilizó la norma referida a la prohibición de las ventas de vehículos a combustión. Tras negociar con Alemania, líder de un bloque conformado por la mencionada Italia, Eslovaquia, Hungría, Polonia, República Checa y Rumania, el organismo decidió que tras el 2035 se podrán seguir vendiendo motores a combustión, siempre y cuando sean alimentados solo por combustible sintético.
El combustible sintético está en desarrollo por marcas del Grupo Volkswagen, como Audi y Porsche (acá se entiende parte de la postura de Alemania). Incluso, la firma de Stuttgart recientemente inauguró una planta de producción en la región y tiene planes de hacer lo mismo en Estados Unidos y en Australia.
Localizada en Punta Arenas, Chile, la fábrica de Porsche tiene como objetivo producir combustible a partir de la mezcla de dióxido de carbono e hidrógeno, este último generado por energía eólica (también puede generarse por energía hídrica). Durante el proceso de combustión, es carbono neutral, puesto que devuelve a la atmósfera el CO2 empleado en su creación.
Sobre la medida tomada por la Unión Europea, desde el Grupo VW se mostraron conformes, pues “brinda a los fabricantes, y sobre todo a los consumidores, una perspectiva clara de planificación”. De esta manera, Porsche podrá mantener por mucho más tiempo modelos en los que aún no desarrolla planes de electrificación, como el icónico 911.
En Italia también dieron su parecer sobre la novedad. Para Ferrari se trató de una “buena noticia” y una “decisión muy interesante”, debido a que le permitirá que en el mediano plazo convivan sus nuevos modelos eléctricos con los impulsados por sus clásicos motores a combustión.
Por otro lado, la modificación abre las puertas para que marcas como Lamborghini, que recientemente decidió dejar de producir modelos únicamente impulsados por su conocido V12, den marcha atrás con su decisión. ¿Sucederá? Veremos.