A propósito del mes de la mujer, es bueno traer a colación que en pleno siglo XXI todavía prevalecen en el país actitudes micromachistas que se normalizan en diversos ámbitos. Las conductoras en las vías no se escapan de esta realidad y, tristemente, en forma reiterada deben enfrentar desde expresiones como “las mujeres no deben estar al volante” o “ellas no saben manejar”, burlas y agresiones físicas.
El uso o la permisividad de expresiones micromachistas incide directamente en una sociedad inequitativa y puede derivar en condiciones de inseguridad y riesgos que reducen las oportunidades de trabajo, el desarrollo personal y la proyección social de las mujeres.
En ese contexto, la plataforma e insurtech 123Seguro realizó un sondeo entre las conductoras de vehículos en Colombia, el cual revela la inequidad de género que persiste y que se expresa en múltiples actitudes micromachistas en las vías. En tal sentido, se concluye que 62% de las mujeres al volante ha sufrido alguna actitud machista, tales como insultos, burlas relacionadas al género, maniobras agresivas y bocinazos.
Sobre la violencia de género en la movilidad, hasta 67% de las conductoras manifiestan estar expuestas a los micromachismos ocasionalmente, mientras que 18% de ellas lo perciben con frecuencia.
Dichas muestras de apatía y enaltecimiento machista implican subestimar sus capacidades como conductoras (84%), tener menos oportunidades laborales (12%) y mansplaining (4%); esta última actitud (man + explaining) hace referencia a una mezcla de comportamientos que tienen en común el menosprecio del hablante hacia quien escucha, por ser esta mujer y, por lo tanto, le supone una capacidad de comprensión inferior a la del varón.
El maltrato de baja frecuencia vinculado con el micromachismo se refuerza con pensamientos tradicionalistas y retrógrados, que equivocadamente suponen que ellas “no tienen la capacidad” de realizar ciertas actividades o las desarrollan en forma deficiente. Ello genera un entorno de inequidad para las mujeres que maniobran vehículos.
Las actitudes de micromachismo en las vías se pueden evidenciar en comentarios impertinentes y despectivos a la conductora, dar consejos no solicitados sobre cómo maniobrar un vehículo, creer que las mujeres poseen menor capacidad para conducir y preferir que sea un hombre quien conduzca, antes que una mujer.
Micromachismo, alto riesgo para las conductoras
En todos los ámbitos sociales, la inequidad supone altos riesgos y en el caso de las mujeres al volante las consecuencias se reflejan en situaciones como:
Agresiones en la ruta: son frecuentes las agresiones verbales hacia las mujeres dentro de los entornos viales cotidianos. El manejo hostil de algunos conductores y el uso abusivo de la bocina son realidades a las que tristemente cada vez más nos acostumbramos. Sobra decir que tales actitudes ponen en riesgo la integridad de todos los usuarios de las vías.
No estar preparadas ante eventualidades: prevalece la idea de que los hombres son quienes conocen y dominan los entornos viales, lo que inconscientemente frustra la preparación que las conductoras puedan asumir ante eventualidades como averías, accidentes u otros problemas de tránsito.
Problemas de autoestima: muchas mujeres corren el riesgo de asumirse como “no aptas para conducir”, por lo que les puede costar un esfuerzo adicional llegar a hacerlo. Esto resta a su autoestima.
Este escenario puede provocar la normalización de la violencia de género y sus expresiones, que en los casos más graves engrosan las estadísticas de feminicidios; al respecto, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la región presenta cifras por encima de una víctima de feminicidio por cada 100.000 mujeres. De ahí la urgencia de identificar y erradicar las expresiones micromachistas de nuestras vías.