El pasado 5 de febrero se cumplieron 145 años del nacimiento de André-Gustave Citroën, fundador de una de las principales automotrices francesas. Con más de un siglo de vida, Citroën se convirtió en un ícono de la industria, tal como puedes apreciar en Citroën Origins, el museo virtual de la marca.
Los orígenes de la firma francesa son un tanto peculiares, a tal punto que hasta incluyen la participación de ¡Napoleón Bonaparte! Sí, el emperador galo, una de las principales figuras de la historia de su país y del mundo occidental, tuvo que ver con la creación de la firma del doble chevrón. ¿Cómo fue?
Citroën y Napoleón: apellido obligado
Antes que nada, vale ubicar cronológicamente a cada uno de nuestros protagonistas. Napoleón fue emperador de Francia entre 1804 y 1815, mientras que Citroën se fundó en 1919. Entonces, si entre ambos sucesos pasó más de un siglo, ¿qué los vincula? Un censo. Sí, leíste bien.
Resulta que, hacia 1811, se realizó en tierras francesas un censo nacional. En aquella época, varias personas no tenían apellido y fueron obligadas a adoptar uno para el conteo general. Aquí aparece en escena Roelof, el bisabuelo de André Citroën, y a quien, para solucionar su “inconveniente”, se le incorporó a su nombre una palabra relacionada con su profesión. Como era vendedor de verduras, le asignaron el apellido Limoenmann (“el hombre limón”).
El apellido Limoenmann no se mantuvo mucho tiempo en la familia sin ser alterado. Transcurridos algunos años, uno de los hijos de Roelof, Barend, debió modificarlo para contraer matrimonio con una dama, obligado por su suegro, quien quería que su hija se casara con alguien con un apellido de “gente bien”. Entonces, el nacido en lo que hoy conocemos como Paises Bajos decidió adoptar el término neerlandés Citroen, que significa “limón”, para convertirse en Barend Citroen.
Como bien sabes, Citroën lleva diéresis en la “e”. ¿Cuándo se produjo el cambio? De la mano de uno de los hijos de Barend, Levie. Con la idea de expandir su comercio familiar de piedras preciosas, este dejó Paises Bajos y aterrizó en París, donde decidió afrancesar su apellido, agregando la mencionada diéresis. Así nació el apellido Citroën.
Uno de los hijos de Levie fue André Citroën, quien en 1919, y a sus 41 años, fundaría una de las marcas francesas más importantes de la industria automotriz. Pensar que, un siglo atrás, había comenzado a marcarse el destino de su nombre, de la mano de un tal Napoleón.
