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Al volante de un Ford GT, así fue nuestro primer contacto con este deportivo

Motor central, fabricado en fibra de carbono y con pedigrí ganador de LeMans, el Ford GT es un deportivo de abolengo

Al volante de un Ford GT, así fue nuestro primer contacto con este deportivo

Cuando la marca cumplió 100 años, se presentó la segunda generación, mientras que en 2016 (el modelo se anunció en 2015 como año modelo 2016) y luego de que se cumplieran 50 años de la victoria del Ford GT40 en las 24 horas de LeMans, la firma del óvalo azul lanzó la tercera generación del que sin duda es, uno de los autos deportivos más legendarios que ha dado Detroit.

Sin embargo, el renacimiento del GT no estuvo exento de controversia, ya que si bien, la más reciente entrega sería un deportivo exótico de motor central y uso masivo de la fibra de carbono, la marca anunció que el V8, un sello distintivo de los deportivos americanos a lo largo de la historia sería reemplazado por un V6 Ecoboost de 3.5 litros.

Han pasado prácticamente cinco años desde que Ford anunció la actual generación del GT, y desde el primer día rogamos a la marca una oportunidad para conocerlo de cerca y manejarlo, tanto que seguramente terminaron alucinándonos.

Pero la producción, aun cuando fue incrementada es muy limitada, la lista de espera es inmensa y por lo tanto, tener unidades disponibles para pruebas de manejo es muy complicado. Sin embargo, Ford logró lo imposible en el marco de la confirmación de las primeras unidades vendidas en México, y esto fue, traer un par de unidades de su súper deportivo para que pudiéramos manejarlo, brevísimamente. Eso sí, en el mejor escenario disponible en México para disfrutar y explotar un deportivo como éste, el Autódromo de los Hermanos Rodríguez.

Shelby GT500 como aperitivo

La marca organizó una dinámica relámpago, empezaba con una vuelta para familiarizarte con el trazado, en mi caso en una sorpresiva Edge ST, para que, si no cometías alguna estupidez, pudieras pasar al brutal Mustang Shelby GT500.

En apenas dos vueltas al Hermanos Rodríguez, una vez más pude comprobar porqué el Shelby GT500 se erige hoy por hoy como el mejor de su especie, simplemente es una bestia, pero mucho mejor domada de lo que jamás habrías pensado. Va muy bien plantado, la frenada es tremendamente contundente y es feroz al momento de acelerar, tanto así que al final de la recta principal llegaba a mayor velocidad incluso que el GT.

El plato principal

Con la adrenalina al máximo al bajar del GT500, la cosa solo podía mejorar, tocaba el turno de manejar el Ford GT.

Es bajo, quizá no tanto como su ancestro que medía 40 pulgadas de alto o 1 metro prácticamente (de ahí el nombre GT40), muy ancho también. Se ve tremendamente exótico y tan solo abrir la puerta con apertura en forma de mariposa incrementa esa sensación.

Antes de entrar a la cabina, un pequeño vistazo rápido a ese increíble diseño que tiene elementos del GT40, pero reinterpretados en un auto del presente, el alerón trasero es activo, y el detalle que más me gusta es la forma en que el toldo va conectado con las salpicaderas traseras formando un túnel de paso del viento que lo mantiene bien pegado al piso al rodar a toda velocidad.

El asiento forrado de una piel extraordinaria va fijo a lo que digamos, sería una placa que precede a la pared de fuego y posteriormente el motor, entonces, el ajuste de la posición de manejo se hace moviendo volante y pedalera que se recorre junto con el piso al jalar un cordón ubicado a un costado del túnel de la transmisión. Aún así, encontrar una posición de manejo cómoda y segura es bastante sencillo.

El tablero es de formas rectas y angulosas y, la verdad es que no recuerdo muchos más detalles, salvo por el mando circular de la transmisión que se parece mucho al de otros modelos de Ford como la Edge o el Fusion, tenía que amarrarme bien y salir a pista lo antes posible. Un par de indicaciones por parte de mi copiloto cuyo nombre tampoco se me grabó, y que por cierto era un piloto profesional y había que empezar ya.

Contrario a lo que podrías pensar, el rugido del V6 Ecoboost es ronco, grave y atractivo, por lo menos en ese aspecto no parece que vayas a extrañar demasiado al viejo sonido de un buen ocho cilindros, por lo menos hasta que escuchas pasar al Shelby GT500 acercándose a las 7 mil vueltas en la recta principal.

Los 645 hp y 550 lb-pie están disponibles a la primera insinuación del pedal, el Ford GT reacciona de manera instantánea y la aceleración es lineal, así como muy contundente. Con un 0 -100 km/h que queda ligeramente arriba de los 3 segundos y una velocidad máxima de 348 km/h, queda claro que es rapidísimo.

Salir de pits hacia la recta y recibir el ok para acelerar a fondo es toda una experiencia, al estar fabricado en fibra de carbono, el ruido de rodamiento y producto del trabajo mecánico es mayor, se sacrifica un poco de refinamiento en aras de tener una mejor relación peso potencia, y en un auto como éste se justifica perfecto y hasta termina siendo un valor agregado.

La transmisión de clutch dual y siete velocidades cambia rapidísimo, sin embargo, el GT es perfectamente de poner todas las 550 lb-pie en el piso, en ningún momento transmite falta de control, es mucho más fácil de llevar de lo que creerías.

Te decía que el Shelby GT500 llegaba más rápido al final de la recta principal, pero el Ford GT se luce en las eses, es ahí donde te deja saber que su ambiente natural son las pistas y entre más abiertas y rápidas mejor, enlaza las curvas con un balance impecable, no necesitas corregir o trabajar de más, y pronto te olvidas que vas muy rápido de lo fácil que resulta pilotearlo en altas velocidades.

Si la aceleración impresiona, la capacidad del sistema de frenos carbono – cerámico lo hace todavía más, necesita distancias mínimas para detenerse, con lo cual puedes frenar tardísimo, de hecho, me sucedió más de una vez que tenía que volver a acelerar un poco para recuperar velocidad antes de doblar.

Antes de que pudiera acostumbrarme un poquito más al Ford GT y así poder disfrutarlo mejor, mi turno había terminado, duró un suspiro, pero fue suficiente para darme cuenta de lo especial y exótico que es. Es un súper deportivo en toda regla.

Exclusivo y costoso

Solo 12 suertudos lo recibirán en México este año, el Ford GT que llegó al mercado como año modelo 2016 está cumpliendo ya 4 años completos en producción y con una etiqueta que arranca aproximadamente en los 500 mil dólares, es costoso, incluso para estándares de Lamborghini o Ferrari.

Para poner en contexto, el Ferrari 488 GTB, contemporáneo al Ford GT y que ofrecía un desempeño muy similar tenía un precio inicial de 350 mil dólares más o menos. Sin considerar además que la marca italiana ya presentó un sucesor, que es el F8 Tributo.  

Pero, tampoco podemos culpar a Ford por adoptar esta estrategia, el anterior GT cuyo precio inicial rondaba los 160 mil dólares, hoy se vende por arriba del medio millón, son autos de colección en cuanto salen de la fábrica y con un volumen mucho menor a su predecesor, este Ford GT seguramente tendrá precios estratosféricos en el futuro.

 

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