Quienes nacieron alrededor de los años 70 seguramente escucharon historias relacionadas con el Mustang Shelby GT 350, un carro emblemático de la época, añorado por su diseño, la potencia del motor y avances tecnológicos para uno de los modelos más aclamados de Ford en esos tiempos.
Muchas personas lo recuerdan por el papel protagónico que tuvo en la película Bullit, estrenada en 1968, donde el Ford Mustang GT debutó en uno de los papeles más estelares, al ser conducido por el actor estadounidense Steve Mc Queen, quien interpretaba a un detective, que gracias al poder y velocidad de su auto podía recorrer los más retadores caminos, saliendo prácticamente ileso de las pruebas más difíciles.
Desde entonces Mustang se convirtió en un referente de la industria automotriz y el modelo se comercializó con éxito hasta 1969, convirtiéndose en una gran leyenda que fue transmitida de generación en generación, al punto que muchas familias se animaron a comprarlo y a cuidarlo hasta tener la posibilidad de acceder a uno de los modelos renovados de la serie.
Hoy, 50 años después de que fuera estrenada la película Bullit, aparece ante los ojos de Colombia la sexta generación del Mustang Shelby GT 350, que aunque conserva muchos de los atributos de la época, relacionados con la potencia y velocidad, sobresale por su elegancia, imponencia y seducción. Su presencia no pasa inadvertida, como tampoco la de la cobra que lleva impresa, hasta en la llave.
El nuevo Mustang Shelby GT 350 lleva el ADN de la cobra, con una ‘inteligencia artificial’ dada por la tecnología, una excepcional intuición gracias a sus sensores, la habilidad para maniobrar las curvas y una irresistible seducción tanto en su apariencia exterior como en la interior. Al igual que las cobras, este auto calcula los movimientos y no se detiene ante ningún obstáculo.
Más resistencia desde su diseño exterior
Una mirada desde la parte frontal de GT 350 deja ver la enormes salidas de aire tanto en el capó de aluminio ventilado, como en la persiana y en los guardabarros.
Las del capó están diseñadas para distribuir mejor el aire y darle una mayor carga aerodinámica al vehículo, presionándolo contra el suelo para aumentar el agarre a alta velocidad y minimizar la resistencia causada por el aire. Esto es lo que se conoce como downforce en el argot del mundo automotor.
Por su parte, las salidas de aire de la persiana tienen el objetivo de reducir el arrastre aerodinámico y las de los guardabarros frontales hacen circular el aire caliente que produce el motor, al tiempo que demarcan las líneas de diseño en las puertas, teniendo en cuenta que el ancho del eje frontal es mayor y los guardabarros son más amplios.
En la parte trasera, tiene un difusor y salidas dobles de escape, que le permiten un mejor desempeño en terreno y los componentes que tiene debajo de la carrocería, como por ejemplo la cubierta protectora inferior, también cumplen una función importante.
Llaman la atención los rines de 19 pulgadas de color negro, que más allá de lo estético fueron diseñados para que los residuos que dejan las pastillas de los frenos no se noten tanto como sucedería si los rines fueran de color plata.
Inteligente de principio a fin
La llave de acceso al Shelby Mustang GT350 es inteligente y permite activar el sistema de información SYNC, que mediante comandos de voz controla varias de las funciones del vehículo, como el sonido, la cámara de reversa y otro tipo de servicios que ofrecen otros dispositivos externos conectados por Bluetooth, que se visualizan en su pantalla de 4.2 pulgadas.
El botón de encendido es de un llamativo color rojo y al oprimirse deja sentir la potencia del motor. El sonido es mágico y envolvente como la cobra que está dibujada en el volante de la cabrilla forrada en alcántara y cuero, donde se destacan también los botones que permiten elegir los modos de funcionamiento, dirección y suspención.
Entre los sistemas más llamativos de este modelo, se encuentra el Performance Light Shift Indicator, que proyecta en el parabrisas un tablero donde se indica el momento de accionar la caja de velocidades, según el modo de manejo elegido, cuyas opciones son: Tach (Tacómetro), Track (pista) y Drag (arrancón).
En modo Tach, las luces se encienden de izquierda a derecha, en Track se ilumina desde los extremos hasta completar una barra y en modo Drag titila, todos para indicar el momento correcto para subir el cambio.
Desempeño en pista
Con sus 1.705 kilos de peso, el GT350 es un auto deportivo de gran desempeño, diseñado para brindar control total a toda velocidad en un circuito. “El agarre y capacidad de frenado son simplemente excepcionales”, así lo describe Rubén Hoyo, editor in chief de Autocosmos, quien tuvo la oportunidad de hacer la prueba de manejo en México.
El experto en periodismo automotriz destaca que la dirección es precisa y rápida, los frenos son eficientes y el chasis, con todos sus artilugios mecánicos y electrónicos, es impecable.
Y no es para menos. Se trata de un vehículo deportivo con motor V8 de 5.2 litros, ensamblado a mano, que desarrolla 526 caballos de fuerza (hp) a 7.500 revoluciones por minuto.
Cuenta con una suspensión MagneRide, que le permite ajustar la dureza de los amortiguadores en tiempo récord, siendo el primer Ford en utilizar este tipo de suspensión, exclusiva de vehículos de alta gama como el Corvette o el Ferrari 458, para mencionar algunos.
Igualmente emplea un cigüeñal plano, similar al del V8 de Ferrari, que al ser más ligero permite que el vehículo pueda girar con mayor rapidez, enviando la potencia a las ruedas traseras, mediante un sistema de derrape limitado.
El sistema de frenos, de la marca Brembo, cuenta con discos flotantes de dos piezas, una de 15.5 pulgadas adelante y otra de 15 atrás, con pinzas de seis y cuatro pistones respectivamente, que permiten un desempeño óptimo en el frenado.
Los fabricantes de este vehículo pensaron en todo lo que necesita un deportivo a la hora de competir en circuitos con alta presencia de curvas, donde se requiere inteligencia, pericia, buen desempeño y respuesta rápida del vehículo para maniobrar en curva a máxima velocidad, sin afectar el desempeño del carro, ni poner en riesgo la vida del conductor. Es una mezcla de inteligencia humana y artificial, que lo convierten en un carro “de película”, como lo demostró uno de sus antecesores en su debut hace 40 años.