Desde el año próximo, el Gran Premio de Brasil de Fórmula 1 cambiaría de escenario. Luego de más de tres décadas, volvería a Río de Janeiro, donde se espera construir un circuito que albergue tanto a citas de la Máxima como también del MotoGP.
En efecto, el gobierno nacional firmó un acuerdo con su par del estado de Río, y con la alcaldía de la ciudad, para construir un autódromo en una zona brindada por el ejército, situada en el oeste de la ex capital brasileña.
En este sentido, la F1 dejaría de correr en el Autódromo José Carlos Pace de Interlagos, el 7° que más veces visitó en su historia (36 ocasiones). “Mantener el G.P. de Brasil en San Pablo se ha vuelto inviable, debido a la participación pública en el evento y la deuda existente”, sostuvo Jair Bolsonaro, presidente del país sudamericano.
Con respecto al nuevo circuito, el mandatario aseguró que “se construirá en seis o siete meses, no contará con dinero público y será beneficioso para el estado de Río, ya que se generarán siete mil nuevos empleos”.
El proyecto de construcción, que fue presentado hace casi un año ante las autoridades locales, ya pasó por las manos de Liberty Media (empresa dueña de la F1) y por Dorna (promotora del MotoGP), quienes solicitaron algunas modificaciones para sus respectivas categorías.
Tras ello, Liberty envió una carta a las gobernaciones brasileñas implicadas, confirmando su deseo de trasladar el G. P. a Río de Janeiro, la misma que entre 1978 y 1989 (con excepción de 1979 y 1980) albergó el evento, precisamente en el desaparecido circuito de Jacarepaguá.
El flamante escenario, cuya construcción estará a cargo de Hermann Tilke, contará con el nombre de Ayrton Senna, en memoria de la máxima figura que tuvo Brasil en el deporte motor.