El mundo automotriz siempre está lleno de rivalidades y no solo hablamos de las clásicas rivalidades por segmento, a la hora de comprar, sino que de las más reñidas. Es cosa de recordar a Ferrari y Ford en Le Mans, Camaro vs Mustang, Impreza vs Evo o cualquier BMW, contra Audi y Mercedes-Benz. Hoy decidimos enfrentar a dos carros que no comparten absolutamente nada en común, ni siquiera sus orígenes.
Uno es un auto ecológico, eléctrico, que parece un concept car y de una marca relativamente nueva. El segundo, en cambio, es de una marca histórica, con 50 años en el cuerpo y con un legado de fanáticos que alaban el poderoso torque de su V8. Sin embargo, los dos vehículos, en su propia ley y representando dos extremos del mundo automotriz, se han encargado de humillar reiteradamente a muchos deportivos consagrados, japoneses altamente tecnologizados y europeos súperdeportivos de alta ingeniería. Son, el Tesla Model S, en su versión de alto performance P100D contra el Chevrolet Camaro ZL1 Convertible.
Tesla Model S P100D: lo más cercano a un iPhone con ruedas
Tesla revolucionó la industria automotriz con la llegada del Model S. Si bien, no fue su primer auto, fue el primer Tesla original como tal y la propuesta es muy clara desde todos los ángulos: ser el futuro. Un auto eléctrico, funciona de manera distinta a uno a combustión interna y gracias a esto, es que también el Tesla se desenvuelve de una manera distinta.
Comenzando con su diseño, el Tesla es casi un liftback de 5 puertas y que nos recuerda un poco lo que es el Audi A7, claro que mucho más redondeado y puro. No tiene parrilla, salvo por un fino bigote con la T de Tesla, y no la necesita, porque no hay radiador. Y como no hay motor en frente, ese espacio se libera como baúl, pero también permite conformar una fascia más aguda que en cualquier otro auto. El no tener elementos físicos muy protuberantes, elimina una gran condicionante en la propuesta de diseño, lo que finalmente se traduce en que puede mantener más del concepto, así como formas más aerodinámicas.
Sus ruedas de turbina de 21", las manillas que desaparecen en la carrocería, su presencia baja y ancha, la caída del techo hacia el baúl; hacen que el Tesla parezca un conceptual futurista, con la diferencia que este es funcional y se fabrica en masa.
Hacia el interior, la experiencia de manejo llega a ser un poco desconcertante para muchos. Silencio absoluto, no hay botón de encendido, no hay varilla para ajustar las luces, no hay freno de estacionamiento, porque todo se hace solo. Minimalismo, como en los productos de Apple, muy presente desde el diseño de las puertas hasta el gran panel táctil que domina la consola y que se opera tal cual harías con un iPad y que nos hace echar de menos algunos comandos físicos. Sin embargo, debemos notar que funciona casi tan rápido y tan bien como nuestros propios smartphones, incluso la calidad de la cámara de retroceso ya te habla de que todo se trata sobre la experiencia. Y lo que Tesla no alcanzó a desarrollar, lo pidió prestado, como es el caso de los botones de las ventanas y accionador de la palanca de cambios, proporcionados por Mercedes-Benz -y que reconoceras al instante.
Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas en el Tesla y es claramente donde se nota que son una marca nueva: las terminaciones. Holguras en los ensambles, el material ecológico con el que forraron los asientos, de tacto desagradable, alguno que otro plástico tosco denotan una cualidad que en el equipo se logró resumir como una "mezcla de terminaciones de carro sueco con ensamblaje de uno chino".
Chevrolet Camaro ZL1: el atleta americano
El Camaro, en esta sexta generación celebra 50 años de vida. Es el rival histórico del Mustang, es el protagonista de Transformers, es una locura sobre ruedas. Un ponycar que creció para ser un muscle car hecho y derecho, madurado, con tecnología de última generación, de alguna manera y mucho más de carreras, gracias al kit ZL1, pero en el fondo, el mismo coupé musculoso de antaño, con sus hombros anchos, sus líneas rectas, su sonido ronco... estilo sublime y orgullo por la tradición.
El ZL1 es la versión de mayor desempeño en la línea Camaro y lo demuestra con grandes tomas de aire frontales que ocultan cerca de 11 radiadores, un capó que cuenta con tomas de aire y un vinilo gris que decora la parte central, así como gigantes llantas de aleación de 20" con neumáticos de alto desempeño. Inmediatamente sabes que este, no es un Camaro regular.
Su techo, se pliega en tan solo 15 segundos y permite disfrutar del sol en la autopista, hasta que llega la hora de la verdad en la pista, donde la visión se vuelve un tanto claustrofóbica, culpa de ventanas muy pequeñas y muchos puntos ciegos, algo que no le importará sacrificar puesto que... es un Camaro.
El interior del ZL1, afortunadamente ha dejado en el pasado la falta de fineza. Hoy podemos gozar de mejores polímeros que en versiones anteriores. Y lo que no es plástico o insertos de aluminio, está tapizado en gamuza o Alcantara con detalles en color rojo. Si bien, ya en un auto de esta era no pueden faltar las pantallas multifunción, los botones y relojes clásicos aun asoman. A veces uno se pierde con los botones del climatizador o en la lógica de usar los reguladores de la temperatura, pero son los clásicos detalles originales que hacen que tener un Camaro sea algo especial.
Equipamiento no le falta, desde butacas Recaro con calefacción hasta un completo sistema multimedia MyLink2 con sistema de audio premium. Claro que este no es un auto para cualquiera y sigue siendo un auto firme, pesado de llevar y que no siempre será el mejor amigo de las rutas largas, salvo que tenga que navegar muchas curvas, donde se podrá entretener de lo lindo tipo "Pescadero o La Calera". ¿Pasajeros? Mejor ni llevarlos, los asientos posteriores son casi una cortesía.
Dos maneras de dominar el mundo
El Tesla emplea, en el caso del P100D, tres motores, uno en la parte frontal y dos en el eje trasero. Estos se comunican de manera electrónica para lograr una operación efectiva. Combinados a su batería de 100 kWh, entregan 680 Hp y 931 Nm de torque. Como las baterías se ubican en el centro, esto ayuda a tener un centro de gravedad muy bajo, que contribuye a un manejo muy equilibrado y sin tanta transferencia de masas. Puede reprogramar el auto con tres modos de dirección, dos modos de frenado regenerativo, modo creep (que emula la sensación de un carro con caja automática, que, al soltar el freno, se mueve) y tres modos de aceleración, de donde puedes activar el modo Ludicrous (Ridículo; ridículamente rápido) que libera el máximo poder del Tesla. Con una aceleración estimada de 2.7 segundos en el 0-100, se puedes hacer una idea del nivel de aceleración que logra, haciendo morder el polvo a tantos carros, que es más fácil recomendarle que mire YouTube para ilustrar lo que decimos.
Por otro lado, el Camaro ZL1 cuenta con un V8 LT4 Supercargado de 6.2 litros, 650 Hp y 868 Nm de torque, asociado a una veloz caja automática de 10 velocidades, más corta en sus primeras relaciones y en las últimas, pensadas para estirar el consumo en carretera. A esto le sumamos, 4 modos de manejo, Launch Control, diferencial de bloqueo electrónico y los ya mencionados 11 radiadores para el motor, supercargador, refrigeración, aceite y transmisión y nos queda un muscle car evolucionado, que mantiene su filosofía purista, pero que al contrario de otros de sus rivales como los Mustang Shelby y el Challenger Hellcat, puede girar bastante bien en un circuito. De hecho, su tiempo en Nürburgring de 7:29:60 lo hace más veloz que un Audi R8 V10 Plus o que una Ferrari 458 Italia.
La verdad, los tiempos de vuelta.
Para hacernos una idea del performance de ambos modelos, llamamos a nuestro propio "Stig" y lo subimos al Tesla y después al Camaro. Los resultados en este caso ponen al ZL1 como vencedor, con un tiempo promedio de 55"71' en cuatro vueltas, versus el Tesla Model S con un promedio de 59"58'. Esto básicamente tiene que ver con que el Tesla es un auto pesado, llegando cerca de las 2.2 toneladas. El Camaro, incluso siendo convertible, no pasa de las 1.8 toneladas y aunque es un peso considerable, sigue siendo más liviano. Además, ayuda el hecho de que el Camaro es un auto preparado para atacar la pista, mientras que el Tesla no.
Quizás la posición de manejo del Tesla es más cómoda, incluso perfilándose un tanto más adecuada que la del Camaro, pero no es un auto comunicativo, algo donde no ayuda la excelente insonorización y el trabajo de suspensión. El peso le resta beneficio al equilibrio del chasis y sin duda, como no cuenta con frenos deportivos o neumáticos para pista, claramente cuesta meterlo en las curvas y apuntar el trazado. Con el Camaro sucede completamente lo contrario, si bien es un auto de respeto y en el que se necesita físico para sacarle el máximo rendimiento; Impresiona el hecho de que es muy eficaz en la pista, al lado de otros modelos similares, lo que habla formidablemente bien del trabajo de GM.
Conclusiones
¿Qué carro es mejor? Depende mucho de lo que se busque. El Tesla como producto es un modelo de una categoría distinta al Camaro y, por ende, en temas de lujo, practicidad, tecnología, más el añadido de su brutal aceleración estilo ninja "silencioso pero mortal" podría ser mejor para su uso diario y cotidiano. Lo único que necesitas es planificar su ruta y saber dónde va a cargar batería. Además, su completo paquete tecnológico, sus manillas que se esconden y su sincronización con internet, incluyendo una app que pudimos probar y con la que puede manejar su carro remotamente para sacarlo de un estacionamiento, lo hacen ser un vehículo de esta era, un verdadero ejemplo de la época en que vivimos.
Claro que, si es un petrolhead, un fanático absoluto de la cultura motorsport, del romanticismo de los motores, el rugir de los escapes, de los tiempos de vuelta y no le incomoda ir en un auto algo claustrofóbico, porque sabes que vas tras las riendas de 650 Hp, la opción es inmediatamente el ZL1. Es un auto muy entretenido en la pista para hacer donuts, piques, con el que puede llevar un par de bolsas mientras tenga el techo puesto y gozar de todo el confort de un auto moderno, sea audio premium Bose, asientos ventilados, navegación o la exquisita textura de su volante.
Son dos veredas opuestas del mundo motor, pero recuerde lo que ambos guardan en común: más de 600 Hp de potencia y la pasión de sus casas fabricantes por llevar al límite dos filosofías muy cuestionadas como son la durabilidad y el alcance de un tren motriz eléctrico en el caso del Model S y cuanto más eficaz puede ser un obsoleto auto americano de gran motor V8. Dos distintas maneras de mandar de vuelta a los europeos y japoneses, irritados y con la cola entre las patas, de vuelta a sus casas.