La época donde el papá, el hermano o el abuelo eran las personas idóneas para enseñar a conducir son cosas del pasado, ya que además de resultar peligroso, ante las autoridades de tránsito es ilegal que
una persona –obviamente- sin licencia conduzca un vehículo con la disculpa que “es que estoy aprendiendo”.
Para eso existen los CEA, cuyo fin se centra en formar personas con actitudes, habilidades y destrezas que se fundamentan en conocimientos requeridos para la conducción de un vehículo automotor sin poner en riesgo su vida y la de los demás.
El objetivo es que, una vez terminado el curso, el conductor novato se encuentre en capacidad de:
1. Aplicar sus conocimientos en cuanto a normas de tránsito y seguridad vial.
2. Manejar el vehículo correctamente con la conciencia plena que se encuentra en óptimas condiciones de seguridad.
3. Dominar y operar técnicamente el vehículo en las diferentes condiciones tanto de la vía como del entorno.
4. Identificar los componentes más relevantes del vehículo y su funcionamiento.
Para lograrlo, los CEA dividen la formación en tres módulos.
Los módulos I y II consisten en teoría y práctica en talleres (conocimiento del vehículo, controles, etc.), mientras el módulo III se refiere a las horas de práctica tanto en vías urbanas como rurales. En tal sentido, se profundizan los siguientes temas:
a) Dominio técnico en el manejo del vehículo automotor y sus elementos de seguridad tanto pasiva como activa.
b) Supervisión, comprobación y control técnico-mecánico del vehículo.
c) Cambio de llantas y mantenimiento básico en el vehículo.
d) Conocimiento y aplicación de normas de tránsito y seguridad vial.
e) Diligenciamiento de registros, seguros y documentos obligatorios; procedimientos, responsabilidades, deberes y derechos en caso de accidente y otras eventualidades que se puedan presentar por el ejercicio de la actividad de conducir.
Para las categorías A1, A2, B1 y C1, la intensidad mínima que exige la ley es la siguiente:
Y para la C1 hasta la C3, se deben adelantar cursos de complementación, además de contar con el prerrequisito de una categoría anterior, ya que se trata de vehículos de servicio público y/o de grandes dimensiones, lo que, por sus características, implica un proceso de formación más robusto:
Vehículos modelo reciente y debidamente adaptados
A la hora de elegir dónde aprender a conducir, se debe escoger una escuela que cumpla con los requisitos exigidos en el Decreto 1500 de 2009, que involucran, más allá de la infraestructura física, un correcto esquema de certificación y formación académica, basado en un sistema de gestión acorde con los requisitos de la norma de calidad ISO 9001.
Asimismo, los vehículos destinados para la instrucción, además de encontrarse en perfecto estado funcional, técnico y mecánico –y de contar con todos los papeles al día-, deben estar dentro los siguientes parámetros: no superar cinco (5) años de antigüedad para las categorías A1 y A2, no superar doce (12) años de antigüedad para las categorías B1 y C1, y no superar veinte (20) años de antigüedad para las categorías B2, C2 y B3 y C3. Una vez superados estos tiempos, deberán ser renovados sin excepción alguna.
En cuanto a las adaptaciones, cuando se trata de motocicletas deben contar con doble mando de freno. En el caso de automóviles, camperos, camionetas y microbuses; además de doble pedal de freno (para quien conduce y el instructor), deben tener dos juegos de espejos retrovisores interiores. Y para busetas, buses, camiones rígidos y articulados; la exigencia es doble pedal de freno y embrague, así como doble juego de espejos retrovisores.
Asimismo, deben contar con una tarjeta de servicio expedida por el Ministerio de Transporte, una vez en el Runt estén validadas su licencia de tránsito, el Soat, la revisión Técnico-Mecánica y de gases, y una certificación sobre las adaptaciones de conformidad citadas en el párrafo anterior.