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Jeep Avenger EV a prueba en Colombia: análisis, rendimiento y equipamiento

La versión eléctrica de este SUV es una propuesta refrescante en un nicho que, poco a poco, se está saturando de opciones similares y predecibles.

Jeep Avenger EV a prueba en Colombia: análisis, rendimiento y equipamiento

Hace un lustro, nadie anticipaba que el mercado colombiano de vehículos eléctricos entre 100 y 200 millones de pesos estaría integrado por tantas alternativas, en especial de marcas de Oriente, que en los últimos años han impulsado sus desarrollos en países de baja exigencia y mentes abiertas o en aquellos que descuidaron su retaguardia ante gigantes fuertes y agresivos. 

Sacando provecho del enorme portafolio de componentes que permite un grupo como Stellantis, nace el Jeep más pequeño de todos, uno incluso más pequeño que el Renegade y que fija sus raíces en Europa: se construye en Polonia sobre la modernizada plataforma CMP que comparte, entre otros, con diversos modelos de Peugeot o Citroën.

Un dato importante: somos el primer país de la región en recibir la versión a baterías del nuevo Jeep Avenger y eso es un importante voto de confianza por parte del Grupo Stellantis con nuestro mercado.

Jeep Avenger EV: diseño


Si algo saben hacer bien en el Viejo Continente es optimizar un auto pequeño; por ende, en el Avenger se logró empaquetar en algo más de cuatro metros un conjunto bien definido y ejecutado, sin caer en la exageración. Impone sin intimidar, no tiene líneas de sobra y las que hay dejan claro que, tal como sucede en sus primos franceses sobre esta misma arquitectura, el ancho es bastante en relación a la longitud, un aspecto que lo favorece en términos de estabilidad. 

Es así como se logra obtener un Jeep sólido visualmente y con la actual identidad de marca, pero en formato subcompacto, que no disimula esa sofisticación y eficiencia tan propias y tradicionales que supone el aporte del diseño europeo. Es una combinación que termina siendo posible gracias al aporte de tantos cerebros involucrados y de distintas partes del mundo. 

Un diseño así, más allá de lo que sea el producto final objetivamente (eso lo veremos en los siguientes renglones), hace que el Avenger resulte una opción ideal para el comprador emocional; no es un modelo a baterías más que se parece a otra decena de eléctricos inspirados los unos en los otros. 

Jeep Avenger EV: interior y equipamiento

La bien ejecutada sencillez de las líneas externas se filtra a una cabina muy consecuente al planteamiento general, con detalles que inevitablemente se cuelan de sus primos franceses, si bien con un trabajo profundo para que el Avenger se perciba como un Jeep; eso incluye asientos grandes y robustos, que terminan siendo más cómodos de lo que parece inicialmente, así como la practicidad de los portaobjetos en medio de la primera fila, que resultan muy grandes, útiles y parecen vinculados a un vehículo de mayores dimensiones. Uno de estos vanos alberga un bien diseñado cargador inalámbrico y al ascender se visualiza un tablero bien diferenciado en colores y texturas
Mas que vistosos, los acabados resultan funcionales y la interfaz entre consola e instrumentación se muestra bien integrada, en cuanto a que no simplemente pusieron un tablero plano y le injertaron una pantalla cuadrada en la que delegan todas las funciones: en el Avenger hay un trabajo ergonómico y bien pensado, en donde los mandos de la climatización conservan botones físicos bien elegidos y fáciles de entender, además de un volante con excelente tacto y grosor que no se trata de modernizar con complicadas superficies haṕticas.

Otro buen detalle es la luz ambiental personalizable de acuerdo con el modo de manejo elegido, presente con sutileza de forma indirecta en diversas partes de la cabina, pero resalta en dos pequeños aros a los costados. Volviendo a la pantalla central, ésta es más ancha que alta y no obstruye la visibilidad, da relevancia al infoentretenimiento y las configuraciones generales quedan relegadas al panel de instrumentos de 10,2 pulgadas, también sin mucha arandela para facilitar su legibilidad, sin renunciar a gráficos de buena calidad y que se puede operar por medio de un esquema de menús fáciles de acostumbrarse.

Un buen detalle es que justo abajo de la pantalla principal, junto al botón de las estacionarias y el bloqueo central, hay accesos directos físicos para regresar a “Home” y a los ajustes del vehículo. Jeep sabe que así los autos se modernicen, no todos los usuarios serán nativos digitales nacidos en el siglo XXI.

La habitabilidad es otro aspecto a favor del Avenger. No esperen espacio de sobra para los pasajeros traseros, pero tampoco es escaso en términos generales, considerando sus dimensiones externas; de hecho, consideramos que el ancho y la altura en ambas filas es generoso. La capacidad del baúl (355 litros) se favorece porque no se dispone de espacio para una llanta de repuesto como tal (se cuenta con un kit de reparación temporal para pinchazos), pero ese tema no preocupa tanto, gracias al excelente perfil de las llantas: 215/55.

Jeep Avenger EV: motorización, desempeño y seguridad

El equilibrio general de este Jeep eléctrico está bien conseguido con 154 caballos y unos saludables 260 Nm que van al eje delantero y se alimentan con una batería de 54 kWh de capacidad (poco menos de 51 útiles), lo que asegura “bajo” peso para un vehículo eléctrico, que apenas supera la tonelada y media en vacío. 

La buena gestión de un control de tracción sutil, poco intrusivo y que suprime de forma ejemplar cualquier jaloneo del volante, ofrece una respuesta lineal que es engañosa, porque el Avenger, al menos en nuestra manos, supera su propio registro oficial de aceleración: menos de 9 segundos reales hasta los 100 km/h, más que suficiente para las pretensiones de este pequeño SUV. La buena respuesta se complementa con algo que los compradores deberían considerar más: una buena ingeniería

Cuando se rueda en tramos de montaña con curvas complejas, es elevado su límite de agarre y se favorece por el buen control de una sencilla suspensión, que en ciudad puede percibirse algo rígida, pero que se reivindica con una agilidad que aumenta la seguridad activa.

También ayudan unas llantas de gran calidad y la buena puesta a punto entre rapidez y rigidez de la dirección. En vías más amplias, el Avenger se planta muy bien, es como si midiera unos 30 centímetros más; aquí el punto a favor es que ofrece una generosa distancia entre ejes (2.557 mm).

Lo más valioso del Avenger EV es su desempeño dinámico y eso es justo lo que lo hace destacar sobre sus potenciales rivales, en especial de aquellos procedentes de Oriente. Además, sorprende que esa buena gestión recaiga sobre un vehículo que tiene una generosa altura al suelo de 200 milímetros.

La eficiencia es otra fortaleza de este Jeep y conseguimos sin mucho esfuerzo (no fuimos muy ahorrativos, circulamos a velocidades normales y sin apagar el A/C) cifras por el orden de los siete kilómetros recorridos por cada kWh; creemos que de los 400 kilómetros por carga de autonomía oficial habríamos podido conseguir fácilmente unos 370.

Además de acelerar bien y comportarse estable, el Avenger EV también se destaca por detenerse con seguridad: los frenos están sobrecapacitados y el ABS está bien calibrado. Por otra parte, en cuanto a los aspectos con potencial de mejora, creemos que la insonorización de la cabina es uno de ellos.

La lista de asistentes de seguridad no decepciona: desde la detección de señales de tránsito con la capacidad de ajustar la velocidad seleccionada en el control de crucero adaptativo, la poco intrusiva alerta de salida involuntaria de carril, el visible detector de objetos en el punto ciego, un decente ajuste automático entre luces altas y medias (o viceversa) o unos faros LED de buena cobertura, siempre que se cuide el ajuste manual en altura. 

En síntesis, el Avenger es una mezcla idónea entre una apariencia que puede enamorar y un bien logrado producto eléctrico que motiva a conducirlo. Todo en un paquete que nos devuelve la esperanza de que en el mercado colombiano todavía hay algunas marcas que siguen creyendo en la variedad y en transferir el ADN del mundo de la combustión a sus modelos de baterías.

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