Conducir un automóvil en estado de somnolencia puede afectar a cualquiera que se ponga al volante. Conducir con sueño aumenta, significativamente, el riesgo de accidentes, lo que provoca un número preocupante de lesiones y muertes cada año.
Al menos 50% de los adultos admiten haber conducido en estado de somnolencia y 20% reconoce haberse quedado dormido al volante en el último año.
Si bien, conducir con sueño es responsable de un porcentaje significativo de accidentes de tránsito y muertes, al ser poco verificable no recibe tanta atención como conducir en estado de ebriedad o con los efectos del licor.
De acuerdo con las estadísticas de la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras de los Estados Unidos (NHTSA), conducir con sueño fue responsable de al menos 91.000 accidentes automovilísticos, 50.000 lesiones y 795 muertes en el año 2017. Cifras similares se repitieron en los años posteriores. Algo a destacar es que el alcohol estuvo involucrado en casi 30% del total de casos.
Otros reportes indican que la cantidad de muertes anuales debido a la conducción en estado de somnolencia en Estados Unidos estaría cerca de los 6.000 casos, lo cual significa que las alteraciones del sueño constituyen un serio problema sanitario, puesto que se relacionan aproximadamente con 21% de los choques fatales cada año.
Efectos de la fatiga, sueño y ebriedad al conducir
Además de los peligros de quedarse dormido detrás del volante, la somnolencia tiene efectos graves en la atención, el juicio, la toma de decisiones, la coordinación, la vigilancia y el tiempo de reacción del conductor.
Está comprobado que los conductores somnolientos cambian de carril con más frecuencia, tienen más problemas para mantener la velocidad y la distancia adecuada de otros vehículos, y no pueden reaccionar a tiempo para evitar un obstáculo. Una proporción significativa de accidentes por conducción con sueño involucran a un solo conductor que se sale de la carretera o ingresa a otro carril a alta velocidad.
¿Cómo se compara la conducción con sueño con manejar en estado de ebriedad?
Aunque no son idénticos, conducir con sueño o en estado de ebriedad tienen algunas similitudes y se consideran igualmente peligrosos. Ambas condiciones retrasan los tiempos de reacción y afectan el estado de alerta, así como la toma de decisiones. La falta de sueño y el estado de ebriedad provocan una cantidad similar de colisiones.
El compromiso por el alcohol se caracteriza por problemas en la vista, la percepción de la profundidad y la capacidad de juzgar la velocidad. En ese sentido, los conductores ebrios suelen ser impulsivos, desinhibidos y muy confiados, lo que lleva a conductas de conducción riesgosas.
Por el contrario, la fatiga afecta principalmente a nuestra capacidad para estar atentos a la carretera y responder de manera adecuada. Puede ser particularmente peligroso en situaciones que requieren reflejos rápidos para evitar un choque.
A modo de analogía podemos decir que después de estar despierto aproximadamente 18 horas, los efectos sobre el tiempo de reacción, la vigilancia, la multitarea y la coordinación mano-ojo son comparables a tener un contenido de alcohol en sangre de 0,05%. Después de 20 horas a 0,08%. Después de 24 horas de vigilia, el deterioro equivale a un contenido de alcohol en sangre del 0,1%.
Circunstancias que aumentan el riesgo de conducir con sueño
- Es más probable sentir sueño al conducir entre la medianoche y las 6 am o al final de la tarde.
- Conducir en una carretera monótona o hacerlo solo pueden aumentar la probabilidad de un accidente.
- La conducción somnolienta es más probable en personas que duermen menos de seis horas.
- Quienes padecen apnea del sueño u otros trastornos del sueño, conductores jóvenes, personas que consumen alcohol o medicamentos capaces de afectar al sistema nervioso, trabajadores por turnos y conductores profesionales.
Si existen problemas para dormir, lo mejor es aplicar técnicas y hábitos para alcanzar un sueño rápido y profundo.