Vende tu carro
Autos clásicos

Historia del fundador de Chrysler, una de las empresas legendarias de Detroit

Walter Chrysler siempre será recordado por su legado automotriz y por frases como: "El verdadero secreto del éxito es el entusiasmo".

Historia del fundador de Chrysler, una de las empresas legendarias de Detroit

Uno de los hombres de gran relevancia dentro de la historia del automóvil mundial es Walter Percy Chrysler, quien fundó su empresa a través de una administración e ingeniería superiores.

Nacido en Wamego, Kansas, en 1875, Chrysler siempre estuvo inmerso en la movilidad. Su padre, un ingeniero de locomotoras, fue la inspiración para convertirse en maquinistas a los 18 años. De esta manera, inició su carrera en la industria ferroviaria trabajando para Santa Fe Railroad, para más tarde convertirse en maestro mecánico y superintendente de la también empresa ferrocarrilera Chicago Great Western.

No fue hasta el Auto Show de Chicago de 1908 que Walter Chrysler comenzó a interesarse por los automóviles. Fue tal el interés y pasión que surgió por ellos, que compró un auto de la marca Locomobile, pero en lugar de conducirlo, lo desarmó para ver cómo funcionaba.

En 1911, Chrysler se reunió con Charles Nash, entonces presidente de General Motors, quien le ofreció un puesto como jefe de producción para Buick en Flint, Michigan. Dentro de sus aportaciones en la empresa, destacaron las numerosas formas de reducir los costos de producción y finalmente fue nombrado presidente de Buick. Posteriormente, en 1919, se retiró en oposición a la visión de Durant para General Motors. Sin embargo, su retiro no duró mucho.

Tras su salida de GM, de inmediato, Chrysler fue contactado por un grupo de banqueros que controlaban la deuda de Willys-Overland Motor Company, y que deseaban que este visionario frenara la hemorragia financiera de la empresa. Con un increíble salario de un millón de dólares anuales, Chrysler redujo drásticamente la deuda de Willys-Overland e incluso intentó una adquisición de la compañía por parte de John North Willy en 1921.

Al no obtener éxito, Chrysler adquirió una participación mayoritaria en la tambaleante Maxwell Motor Company. Con la ayuda de Chrysler de tres exingenieros de Studebaker, Fred Zeder, Owen Skelton y Carl Breer, construyó el primer automóvil con su propio nombre en 1924. Bajo el nombre de Chrysler Six, el automóvil era sumamente sofisticado, ya que estaba equipado de un motor liviano y potente de seis cilindros de alta compresión, un filtro de aceite y de aire reemplazables, pistones de aluminio y, por primera vez, de frenos hidráulicos en las cuatro ruedas. Con un precio de $1,500 dólares este auto capaz de alcanzar 115 km/h, definió cómo serían los productos de la marca Chrysler: vehículos "de lujo" accesibles conocidos por su ingeniería innovadora y de primera categoría.

Tras la creación de este modelo, en 1915, Chrysler reorganizó la empresa y dentro de los cambios estuvo el renombramiento de la compañía como Chrysler Corporation. Además de la restructuración, al paso del tiempo adquirió Dodge Brothers Inc. en 1928, así como Plymouth y De Soto.

A una década de su fundación, el liderazgo en innovación de Chrysler Corporation le valió el título de "compañía de ingeniería" de Detroit. Dentro de la lista de "avances" automotrices de Chrysler incluye el Floating Power (un nuevo método de instalación de motores para aislar la vibración), filtros de aceite reemplazables, carburadores de tiro descendente y parabrisas curvos de una sola pieza.

Chrysler alcanzó un nivel de competencia más alto con su serie Imperial. Con enorme carrocería hecha a medida de LeBaron o Briggs, un motor de 125 caballos de fuerza y un valor de $3,145 dólares, el típico Imperial de principios de la década de 1930 competía con el Duesenberg en estilo, pero costaba casi un tercio.

En 1935, Chrysler dejó el cargo de presidente de su compañía en 1935, pero se mantuvo en el consejo de administración hasta su muerte en 1940. Al analizar los problemas y resolverlos mediante una acción decisiva, Walter Chrysler tuvo éxito donde muchos pioneros de la automoción fracasaron, asimismo, sentó las bases para que su compañía se convirtiera en una de las legendarias “Tres Grandes de Detroit”.

Luis Hernández recomienda