Faltando cuatro años para el lanzamiento de la segunda generación Q7, Audi somete a una importante actualización estética y mecánica a su reputado SUV.
Al igual que el resto de los recientes modelos de la familia, el Q7 adopta el nuevo lenguaje de diseño de Audi que vimos por primera vez en el Q8. Esta evolución incluye una renovación en la parrilla, los faros delanteros (con tecnología HD Matrix LED, incluyendo iluminación Audi láser) y la adición de una banda cromada para crear una conexión visual con los estilizados grupos ópticos traseros.
En el caso de la versión S Line, el Q7 luce más llamativo por el diseño del parachoques delantero, los rines de 20 pulgadas y un protector de bajos más deportivo en la parte posterior.
Algo para resaltar es que a pesar de que no se trata de una nueva generación, la carrocería del Q7 aumenta 11 mm en su longitud para llegar a 5.063 mm. Aunque este incremento es imperceptible a simple vista, el habitáculo se beneficia al ofrecer más espacio para los pasajeros y en la zona de carga.
Además, este facelift hace que la cabina gane una serie de compartimentos portaobjetos, un nuevo espacio en el tablero, así como mayor capacidad de carga: en la versión de cinco plazas y, de acuerdo con la posición de la segunda fila de asientos, la capacidad del baúl es de 865 litros y aumenta a 2.050 litros al abatir los asientos.
Otras amenidades que suma son el portón trasero eléctrico de serie, una versión plus de la segunda fila, donde cada asiento puede desplazarse longitudinalmente de forma individual, siendo posible ajustar también la inclinación del respaldo. Por su parte, la tercera fila de dos asientos (con función eléctrica de plegado) también está disponible como opción.
Adicional a lo anterior, la cabina del Q7 2020 gana dos grandes pantallas táctiles, en las que destaca la respuesta háptica y acústica al hacer clic sobre los controles. Así mismo, el display superior se integra de forma casi invisible en la amplia superficie negra decorativa; a su vez, apropia la instrumentación digital Audi Virtual Cockpit y head-up display.
Continuando con la tecnología, el Audi Q7 incluye el MMI Navegación Plus con conexión LTE Advanced (5G), un punto Wi-Fi, sistema de control por comandos de voz y la amplia gama de servicios Audi Connect. Para algiunos mercados añade información online sobre tráfico, la radio híbrida y la navegación con Google Earth. También es nuevo el servicio de voz Alexa de Amazon, basado en la nube e integrado en el sistema operativo MMI.
Dentro de las opciones de equipo a bordo en comodidad incluye aire acondicionado de cuatro zonas, sistema de audio Bang & Olufsen 3D Advanced Sound System y el paquete Air Quality, con fragancias e ionizador. Otros elementos opcionales destacados son los asientos de confort, con numerosas posibilidades de ajuste, y las butacas deportivas S, disponibles con funciones de climatización y masaje.
Mecánicamente también existe una gran evolución y ello implica la adopción de la tecnología Mild Hybrid, que además de aumentar el poder del motor permite reducir considerablemente el consumo de combustible. Igual que sucede en otros modelos de Audi, esta tecnología recurre a un alternador-motor de arranque por correa (BAS), que alimenta un sistema eléctrico principal de 48 voltios, en donde una compacta batería de iones de litio almacena la energía. En las frenadas, este recurso puede recuperar hasta 8 kW de energía eléctrica y dirigirla a la batería.
Si el conductor levanta el pie del acelerador a velocidades de entre (55 y 160 km/h), el Audi Q7 puede recuperar energía o avanzar en modo de marcha por inercia con el motor apagado hasta por 40 segundos. Después de ello, el sistema vuelve a arrancar el propulsor en cuanto se pisa de nuevo el acelerador, de un modo más rápido y suave que en un motor de arranque convencional.
Audi también mejoró la dinámica de conducción del Q7 por medio de la estabilización activa antibalanceo, disponible como opción; en este caso, gracias a barras estabilizadoras ajustables es posible reducir el movimiento de la carrocería al circular por trayectos muy quebrados. Cuando se asume un estilo de conducción deportivo, las barras se encargan de mitigar sustancialmente la tendencia de la carrocería al balanceo cuando el vehículo toma las curvas.
Así mismo, el manejo se mejora gracias a la dirección integral en las cuatro ruedas: a baja velocidad, el sistema le permite a las ruedas traseras girar hasta 5° en dirección opuesta a las delanteras, con lo que gana agilidad. A velocidades crucero, las ruedas posteriores giran ligeramente en la misma dirección que las delanteras, para conseguir una estabilidad superior y acortar virtualmente la distancia entre ejes.