Es indudable que los sistemas de seguridad enfocados a la asistencia de conducción, que equipan los automóviles (frenado autónomo de emergencia, mantenimiento de carril, alerta de tráfico cruzado, control de crucero adaptativo, monitor de punto ciego, entre otros) son un gran avance, están disminuyendo el número de accidentes, y por consiguiente la cantidad de víctimas y heridos.
Sin embargo, como toda tecnología, hay que emplearla correctamente para obtener al máximo sus beneficios y no abusar de los sistemas, pues son de ayuda al conductor, pero no son un piloto que reemplace a los automovilistas ni que permita bajar la atención al volante.
Desgraciadamente, una gran cantidad de conductores están abusando de estas tecnologías, por lo que se han adquirido una serie de vicios, que tienen mucho que ver con la teoría de compensación del riesgo (Wilde, 1988). Lo que explica esta hipótesis, es que cada automovilista está dispuesto a aceptar un nivel de riesgo constante y cuanto más seguro se siente en su automóvil, más riesgos asume.
Esto quiere decir que si las personas manejaran en automóviles de cristal conducirían de un modo mucho más prudente, al ser conscientes de que cualquier accidente tendría consecuencias muy serias. En el polo opuesto, cuando se conduce en automóviles con un alto nivel de seguridad, se aumenta la velocidad y se es menos precavidos, al sentirse más protección.
Teniendo en cuenta esta situación, ciertas investigaciones han detectado que estos son los vicios que han adquirido los automovilistas por medio de los sistemas de avanzados de asistencia de conducción:
Frenado automático de emergencia
Como el conductor sabe que su auto va a avisarle y a frenar solo en caso de detectar un riesgo de colisión, se pega más al vehículo que le precede o se distrae durante más tiempo.
Frenado automático de emergencia con detección de peatones
Igualmente se disminuye el nivel de atención al posible cruce de peatones (sobre todo, niños) en zonas urbanas, asimilando que el automóvil va a detectarlos y a frenar solo evitando un posible atropello.
Mantenimiento de carril
Debido a que el conductor sabe que el vehículo se mantiene dentro del carril por sí solo, se permite a sí mismo conducir con somnolencia.
Alerta de tráfico cruzado
Sabiendo que el auto equipa un sistema de alerta de tráfico cruzado, el conductor se confía sin realizar comprobaciones visuales, confiando “a ciegas” ciegamente en el funcionamiento del sistema.
Control de crucero adaptativo
Debido a que el automóvil mantiene de forma automática la distancia con el vehículo que le precede, el conductor desatiende sus funciones y deja que el sistema siga “guiando” el auto y frene por sí solo. Esto provoca que se ponga el pie lejos del pedal del freno.
Alerta de punto ciego
Conscientes de que este sistema alerta de la presencia de otro vehículo en el punto ciego, los automovilistas ven menos por los espejos.
Sensor de estacionamiento
Como el sistema avisa con señales acústicas cuando se acerca a cualquier obstáculo, ya no se mira hacia atrás al poner reversa para estacionar.