Está demostrado que conducir bajo la influencia de alcohol o drogas provoca que la atención al volante se vea disminuida y por lo tanto se incremente la posibilidad de sufrir un accidente.
Para demostrar como es que los efectos de la marihuana, LSD, cocaína y otras drogas, alteran las funciones básicas de los conductores, Ford y el Meyer-Hentschel Institute de Alemania desarrollaron el Drugged Driving Suit que permite tener las mismas sensaciones que se tienen cuando se está drogado. Este traje está compuesto por unas gafas que distorsionan gravemente la visión, unos auriculares que emiten sonidos para distraer y confundir, coderas que disminuyen el movimiento, un collarín que restringe el movimiento del cuello, una muñequera vibradora que hace temblar la mano, rodilleras que limitan el accionar de las piernas y una tobillera que reduce la reacción del pie.
Si bien en la práctica, este traje distorsionan gravemente el sentido de la visión y oído, así como los movimientos del cuerpo, es importante señalar que los trajes no pueden alterar el juicio, el que es posiblemente el aspecto más peligroso de manejar.
Es un hecho que este tipo de experimentos es fundamental para que los conductores sepan lo que puede pasar si se ingieren drogas antes o durante la conducción. Y es que tan sólo en 2015, en Estados Unidos casi 10 millones de conductores fueron reportados debido a que viajaban bajo la influencia de alguna droga.
Pero ¿qué siente el cuerpo al manejar drogado?
Cannabis – reduce el tiempo de reacción, afecta la concentración, reduce la capacidad para girar el volante.
Cocaína - causa un comportamiento errático, disminuye la concentración, sentir sueño después del efecto debido a la resistencia al cansancio.
Éxtasis - provoca un aumento de la adrenalina, sensación de exceso de confianza.
LSD - perdida de la sensación velocidad y movimiento, alucinaciones y confusión.
Heroína – disminuye las reacciones, visión borrosa, sensación adormecido y confusión.