Cuando el Austin Seven - creado por Sir Alec Isigonnis- recorriá la campiña inglesa, llamó la atención de un joven mecánico llamado John Cooper, quien creó una versión radical del mencionado auto, el cual fue muy exitosos en el mundo de los Rallies, así se empezó a crear la reputación de los autos “Mini” que habían pasado por las manos del talentoso preparador apellidado Cooper.
Al fallecimiento de John Cooper en el año 2000, su hijo Mike crea la empresa llamada John Cooper Works, que es mejor conocida por sus siglas JCW.
Es precisamente una de las creaciones que hoy nos ocupa y para ello tuvimos la fortuna de disfrutarlo durante muchos kilómetros de carreteras y en una pista en el estado de Nueva York, en donde se llevó a cabo la prueba de manejo en el mundo El MINI (con mayúsculas) en su versión rabiosa y rápida ya se había presentado en México y en muchas partes del mundo, pero de una forma estática, aquí puedes leer la nota del lanzamiento pero ahora nos tocó probarlo de verdad.
¿Qué nos ofrece esta versión de la tercera generación del MINI?
Para empezar una estética mucho más agresiva y cuidada, un aspecto netamente deportivo, con acentos de color y con adiciones aerodinámicas que además de acentuar el talante deportivo, tienen una función que brinda mejor agarre en altas velocidades.
La versión JCW nos ofrece pura matemática lingüística: Aceleración + agarre = DIVERSIÓN, gracias al motor 2.0 litros Twin Power Turbo (que es el mismo que utilizan las nuevas generaciones de BMW) que entrega 231 hp, en el rango de las 5,200 rpm y que nos ofrece una fuerza de torque de 236 Lb-pie en el rango de las 1,250 a las 4,800 vueltas del motor. Quizá se lean cifras conservadoras, pero si consultamos la ficha técnica, empleamos las matemáticas nuevamente y analizamos la relación de peso-potencia nos damos cuenta que es un vehículo muy capaz. El motor está acoplado a dos tipos de trasmisión, una manual de accionamiento tradicional (pedal de embrague y palanca) de seis cambios y una automática tradicional (de presión hidráulica) también de seis cambios, que hace su trabajo de manera impecable.
Después de manejar algunos cientos de kilómetros en “freeways” y carreteras secundarias en el estado de Nueva York hasta arribar a un pueblo llamado Taghkanic, en el condado de Columbia, fuimos a conocer una propiedad muy interesante llamada Alan Wilzing Racing Manor. Se trata de una pista privada, propiedad de un excéntrico millonario que pavimentó 1.1 millas (1.8 kilómetros) en el “patio” trasero de su casa de fin de semana. En dicha pista pudimos exprimir al MINI JCW pero más que probar la rápida aceleración pudimos constatar que la suspensión sigue siendo una de las grandes virtudes y que para la versión JCW 2016 fue recalibrada para ser más precisa. Así se sentía en el peralte de más de 20º en una de las curvas de 180º que nos encontramos en la pista de Wilzing.
Si bien el talante del MINI JCW es netamente deportivo, con una suspensión dura y con un comportamiento radical, puede manejarse de forma un poco más civilizada gracias a los tres modos de manejo que ofrece: Green en donde le consumo eficiente es lo más importante, MID en donde el conductor puede tener momentos de diversión, pero con un manejo también orientado a la eficiencia “verde” y por último la opción Sport, en donde se modifica la respuesta del acelerador y el tacto de la dirección y suspensión son más firmes, orientadas al manejo divertido. Es un vehículo duro, y eso se siente en cada una de las imperfecciones del camino. El asiento de atrás es funcional para personas de talla pequeña y la cajuela es muy reducida, cosa que en un vehículo familiar sería un pecado imperdonable pero que al MINI John Cooper Works se le perdona sin penitencia alguna.