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Automovilismo

Rush: mucho más que pasión y gloria

Si la F1 de hoy le parece aburrida por un Vettel imbatible, esta película narra una de las batallas más épicas de la historia de la máxima categoría del automovilismo.

Rush: mucho más que pasión y gloria

Quienes afirman que "Todo tiempo pasado es mejor" tienen en Rush: Pasión y Gloria (Rush 2013) la película de sus vidas. Pero no hace falta haber visto la F1 de los 70s para excitarse con este filme, ya que no se trata de autos corriendo y chocando (aunque hay mucho de eso), sino de una historia real que, por sí sola, supera a cualquier guión: la rivalidad de Hunt y Lauda, y más puntualmente del apasionante Campeonato de 1976.

Aquí tenemos dos personajes perfectos y opuestos, el inglés playboy adicto a la parranda, el trago, el cigarrillo y las mujeres, y Niki Lauda, el austríaco profesional y metódico; aunque ambos tenían un punto en común, eran tremendamente rápidos y solo pensaban en ganarle al otro.

Si estás pensando que se trata de un melodrama aburrido, en el primer minuto y medio de la película ya estás emocionado, escuchando como encienden los motores de los viejos F1, todo detallado con planos microscópicos de las diferentes piezas funcionando. En resumen, un orgasmo octánico cargado de romanticismo mecánico.

Cuando los legendarios bólidos no están rugiendo en la pista -incluyendo el McLaren M23, a la Ferrari 312T y al Tyrrell P34 de 6 ruedas- el Hunt interpretado por Chris Hemsworth es demasiado "caribonito" y se parece mucho a otro de los personajes que interpretó, Thor, ¿o será que el personaje de Marvel es muy parecido al verdadero Jamens Hunt? Con Lauda pasa lo mismo, su carencia de pasión, su desinterés por todo lo que no sea medible y la relación casi sin contacto con su esposa, parecen exageradas, aunque quién haya escuchado o leído una declaración de Niki entiende que todo eso es cierto. Quizá los trazos son muy gruesos, pero la efectividad es casi perfecta.

Rush está bien filmada y nos muestra a esas máquinas de la muerte en su salsa, nos hace oler el espíritu de la época y nos muestra a personajes que forjaron esa era como Clay Regazzoni, Teddy Mayer y al aristócrata Lord Alexander Hesketh, el dueño del equipo que lo vio llegar a Hunt a la F1, con su palacio y todo el aura de bon vivant que aún rodeaba a algunos equipos de la Máxima en esa época.

El remate de la película es un encuentro post temporada entre un Hunt campeón y un Lauda preparándose para recuperar la corona. El dialogo parece algo forzado, pero deja claro el fin de una etapa, la de los equipos y pilotos "pasionales" y el inicio de otra, la profesional.

 

 

Mirá el trailer de Rush: Pasión y Gloria

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