Resulta impresionante ver cómo, en los últimos años, la electrificación invade a los automóviles. Toda esta revolución inició en 1997 con el debut del Toyota Prius, primer vehículo con sistema híbrido, y fue rematada 13 años después con la comercialización del Nissan Leaf, primer auto totalmente eléctrico de producción masiva.
La movilidad eléctrica también ha traspasado al deporte automotor con la aparición de la Fórmula E en 2014. Ahora quien escala al mundo electrificado es el World Rally Championship (WRC), que a partir de 2022 suma la tecnología híbrida en los autos de máxima categoría.
Una vez que el WRC entre en esta modalidad, denominada Rally1, los autos de carrera serán más potentes que nunca, puesto que combinarán el poder del motor actual de gasolina (1.6 litros turbo) con una planta eléctrica.
Considerando que el cuatro cilindros seguirá siendo el mismo y que el propulsor eléctrico genera 100 kW (134 hp), los autos híbridos del WRC gozarán de más de 500 hp, una cifra muy elevada, pero con la que se piensa compensar la adición de peso que suponen las baterías y la nueva planta eléctrica.
Con el objetivo de homologar los sistemas híbridos y reducir costos, los componentes eléctricos y el motor cero emisiones serán proporcionados por un proveedor único.
De igual forma, el motor a gasolina simplificará el turbo, se reducirán el número de propulsores disponibles por año, se mantendrán algunos componentes mecánicos con las especificaciones actuales y se limitará la aerodinámica.
Además, el recorrido de la suspensión será limitado y los amortiguadores serán más sencillos. Si bien los autos mantendrán la tracción total, dispondrán de un sistema de transmisión más simple, con cinco velocidades y sin diferencial central activo.