Se ha vuelto común que ciertos automóviles de alta gama equipen -o dispongan como opción dirección en las cuatro ruedas- con el objetivo de aumentar el desempeño y estabilidad a altas velocidades.
Para lograr que el vehículo pueda girar las ruedas traseras, el eje posterior lleva instalado un sistema de dirección con una cremallera de accionamiento eléctrico y dos actuadores electromecánicos que hace que giran los neumáticos giren unos pocos grados en la misma dirección o en la contraria a las delanteras, esto dependiendo de la velocidad a la que se circule.
Ambos actuadores están conectados a la ECU del automóvil (que mide la velocidad de la carretera y el ángulo de dirección) antes de enviar una señal que hace que los motores eléctricos 'empujen' o 'jalen' de los brazos de dirección para crear el ángulo y la dirección necesarios en las ruedas traseras.
Por ejemplo, a baja velocidad, las ruedas de atrás se mueven en dirección opuesta -aproximadamente 5 grados- a las de adelante, lo que permite hacer más fáciles las maniobras de cambio de carril o de estacionamiento al reducir virtualmente la distancia entre ejes y acortar el radio de giro.
En cambio, a velocidades más altas las ruedas traseras siguen el movimiento de las delanteras -en un ángulo de hasta 3.5 grados-, lo que mejora la súbitamente la respuesta de la dirección y aumenta la estabilidad en curvas y al tener que esquivar un objeto que se cruce en el camino.
Con el objetivo de mejorar aún más esta tecnología, algunos fabricantes han desarrollado la dirección dinámica a las cuatro ruedas. Aquí el sistema amplía los límites de lo físicamente posible, ya que permite que el ángulo de giro de las ruedas delanteras y traseras se ajuste de forma independiente.
Igual que con la dirección a las cuatro ruedas, la dirección dinámica permite regular sus características y desmultiplicación en tres niveles. Ésta utiliza las intervenciones sobre la dirección, tanto en el eje delantero como en el trasero, para estabilizar el vehículo en situaciones de conducción al límite, por ejemplo, cuando se produce subviraje, sobreviraje o también cuando se circula por caminos que tienen el firme deslizante solo en un lado.
Si bien esta tecnología está disponible en automóviles premium, es un hecho que, como todas las tecnologías, con el paso del tiempo las marcas de volumen adoptarán este sistema por lo que su aplicación será común.