Hoy es común ver que en el podio de la F1 los pilotos agitan sus botellas de Champagne y rocían entre ellos, directivos y todos los que están festejando abajo. Pero esta tradición no existió siempre en la F1, es más ni siquiera comenzó en la Máxima.
Contacto en Francia
Champagne es una región de Francia famosa por su vino espumante, a tal punto que se convirtió en denominación de origen. Y la tradición siempre fue regalarle una suculenta botella de este elixir a los vencedores quienes la reservaban para brindar más tarde… hasta el podio de las 24 Horas de Le Mans de 1967 cuando cambió la tradición.
Duelo de titanes
Antes de contarle como inició este nuevo festejo, hay que ponernos en contexto. A principios de la década del 60, Ford juró venganza contra Ferrari después de que Don Enzo le cancelara la venta de su marca a último momento. Este desaire hizo que el coloso de Detroit desembolsara cuantiosas sumas para desarrollar un programa de Le Mans. Nacía así el mítico Ford GT40.
Finalmente en 1966 fue el momento del GT40
El primer año (1964) los Ford eran muy rápidos, pero ganó Ferrari con un contundente 1,2,3. El segundo año (1965) Shelby entró en la ecuación, los del óvalo eran nuevamente la liebre… pero tampoco ganaron y los del cavallino se llevaron los laureles. Imagínese la ira de Henry Ford II que llevaba dos fortunas invertidas y Don Enzo le seguía riendo en la cara. Finalmente en 1966 fue el momento del GT40 y para sorpresa de todos Henry quiso repetir al año siguiente. Lo que nos llega finalmente al baño de Champagne.
Le Mans 1967: rociando la victoria
Después de 24 Horas de guerra sobre cuatro ruedas, como era tradición durante los festejos Moët et Chandon le entregó una gran botella de regalo a los ganadores, incluyendo a Dan Gurney. Según declara el propio piloto: “Subimos a la plataforma (del podio) y alguien me dio una botella gigante de Champagne. Fue un logro enorme, después de muchos intentos. En siete ocasiones ni siquiera terminé la carrera y pensé, vamos a hacer algo…” Nacía así una tradición.
Fue un logro enorme… y pensé, vamos a hacer algo
Al parecer el año anterior alguien había dejado las botellas al sol y cuando Jo Siffert fue a buscar la suya el corcho voló y regó el Champagne por todas partes. La gran diferencia es que Gurney sacudió su Chandon y puso el dedo para crear la lluvia.
La lluvia millonaria de la F1
En los últimos años, la tradición fue utilizar G.H.MUMM Cordon Rouge en los podios de la F1 pero actualmente se cambió a la marca Carbon.
¿Qué aprendimos de todo esto? Que la venganza es muy dulce y cara, pero también que no hay que tomar antes de manejar, por algo los pilotos brindan después de la carrera …